El ascenso al trono español de Felipe V (Castilla) representaba la hegemonía francesa y la temida unión de España y Francia bajo un mismo monarca. Este peligro llevó a Inglaterra y Holanda a apoyar al candidato austriaco el archiduque Carlos (Aragón).
El conflicto tenía una doble perspectiva: A nivel internacional la casa de borbón sufrió severas derrotas lo que hizo que España perdiese sus posesiones europeas. Por otra parte, a nivel nacional Castilla apoyó a Felipe y Aragón a Carlos, con lo que se puede hablar de una “guerra civil” siendo derrotada la Corona de Argón. La guerra terminó con el triunfo de Felipe V.
El Tratado de Utrecht de 1713 estipulaba lo siguiente:
Felipe V era reconocido por las potencias europeas como Rey de España pero renunciaba a cualquier posible derecho a la corona francesa, los Países Bajos españoles y los territorios italianos pasaron a Austria, finalmente Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca y beneficios económicos como el navío de permiso y el asiento de negros.