El horno de los hermanos Sanz, encendido desde 1976, es otro ejemplo de márgenes comerciales. Tienen tres panaderías (en General Shelly, Embajadores y La Farola) donde despachan una barra por 30 céntimos. Cuatro, por 1,10 euros. Hay días en los que a la una de la tarde ya no les quedan ni las migas. «Nuestro padre siempre ha defendido el pan como un bien de primera necesidad y cuando se ha podido, ha rebajado precios», explica Norma Sanz, una de las hermanas, con la tienda en Embajadores.
Esta guerra del pan llega a Valladolid, precisamente una de las provincias con fama de tener uno de los mejores panes de España. Miguel Ángel Santos, director técnico de Pan de Valladolid, recuerda que existe «libre competencia y libertad absoluta» a la hora de fijar los precios, pero recuerda que «un pan de calidad no puede competir con esos precios tan bajos», ya que es necesaria más calidad de harina o más tiempo de fermentación.
Los datos del Ministerio de Alimentación y Medio Ambiente reflejan que en 1976 se consumían, de media, 82 kilos de pan al año. Ahora, casi la mitad, 43,75 kilos. Esto supone que nos llevamos a la boca en torno a 120 gramos diarios (media barra) y que la mayoría come pan solo dos veces al día (posiblemente almuerzo y cena). Miguel Ángel Santos, de Pan de Valladolid, recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ingesta de 250 gramos de cereales diarios, «y en la mayor parte de los casos esto no se está haciendo». El gremio lamenta además la llegada masiva de pan precocido y precocinado de Cataluña, Valencia o Navarra (supone ya en torno al 60% del mercado) que «rebaja» la calidad del pan autóctono y perjudica al sector (con 1.300 empresas y 8.917 trabajadores en la región).
Fuente: elnortedecastilla.es