La guerra entre los antiguos mayas (Cuarta parte): Atavíos

Por Víctor Barrera Alarcón

La guerra entre los antiguos mayas

Primera parte: Aspectos generales del conflicto bélico

Segunda parte: Organización político-militar

Tercera parte: Armamento

Cuarta parte: Atavíos

Quinta parte: Arquitectura bélica

Sexta parte: Guerra y ritualidad

Séptima parte: Representaciones pictográficas y esculturales

Octava parte: Registro escrito, las inscripciones


Si dentro del mundo bélico ha existido alguna vez alguna característica común para la gran mayoría de las sociedades esa ha sido, sin lugar a dudas, el uso de los atavíos como una de las partes fundamentales dentro de la propia actividad guerrera, la mayor parte de los ejércitos del mundo han empleado estos atavíos como un vehículo de transmisión de ideas, ya sea el rango, la capacidad, la habilidad, la jerarquía… de quien los porta.Bien es cierto que no todos los atavíos poseen esa característica más simbólica que práctica, por ello hemos de diferenciar al menos dos tipos de atavíos:
  • En primer lugar tenemos esas vestiduras de carácter práctico y útiles en combate como puedan ser los elementos defensivos (como por ejemplo las corazas), o los uniformes (aunque en este último caso sí que lo podemos considerar como un vehículo transmisor de ideas, ya que es uno de los elementos que ayuda a diferenciar a un aliado de un enemigo).
  • En un segundo lugar tenemos las vestiduras de carácter ceremonial como puedan ser las insignias, las condecoraciones o los propios uniformes de gala, todos ellos innecesarios para el enfrentamiento pero útiles como elementos transmisores de alguna idea.
Centrándonos más en el caso de los antiguos mayas, hemos de tener en cuenta que la guerra era todo un acontecimiento ritualizado para ellos, por lo menos si hablamos del período Clásico principalmente, tal y como hemos tratado con anterioridad (ver "La guerra entre los antiguos mayas, primera parte: Aspectos generales del conflicto bélico")

Pintura mural de Bonampak donde podemos apreciar la indumentaria
ceremonial como los grandes tocados zoomorfos

Una de las mejores fuentes a las que podemos recurrir para el estudio de los atavíos de guerra en mesoamérica suelen ser los códices, donde no solo viene la representación gráfica de los instrumentos y las vestiduras, sino que las imágenes suelen ir acompañadas de explicaciones en castellano que pueden ayudar a comprenderlas mejor. No obstante, en el caso maya los códices no son de gran ayuda en este aspecto, y hemos de recurrir a otra gran fuente de información como son las crónicas. Bernal Díaz del Castillo describe muy bien las armas, las vestimentas y la manera de combatir de los mayas a los que tuvo que enfrentarse en las costas occidentales de Yucatan:
“Y los indios naturales dél [de Champotón] y de otros sus comarcanos se juntaron todos como la otra vez cuando nos mataron sobre cincuenta y seis soldados y todos los más salimos heridos, según memorado tengo, y a esta causa estaban muy ufanos y orgullosos, y bien armados a su usanza, que son arcos, flechas, lanzas tan largas como las nuestras [haciendo referencia a las picas españolas de la época] y otras menores, y rodelas y macanas, y espadas como de a dos manos, y piedras y hondas y armas [armaduras] de algodón, y trompetillas y atambores, los más dellos pintadas las caras de negro y otros de colorado y blanco, y puestos en concierto, esperando en la costa para que en llegando que llegásemos a tierra dar en nosotros”
Tal y como podemos imaginar, la parte de mayor interés del fragmento en nuestro caso sería la última, cuando Bernal Díaz del Castillo hace referencia a las pinturas corporales que mostraban la mayoría de los guerreros (“los más dellos”). Según los colores citados, entre las pinturas de guerra predominaban los tonos rojizos, blancos y el negro, siendo este último el que más carga ideológica y cultural pueda llegar a poseer, ya que suele asociarse con las fuerzas del inframundo, la oscuridad y la muerte.

Tablero de Dumbarton oaks

Respecto a las propias vestimentas ya hablamos bastante de ello en el artículo anterior, por lo menos lo relativo las vestimentas puramente militares como puedan ser las armaduras de algodón acolchado (ver "La guerra entre los antiguos mayas, tercera parte: Armamento"), por lo que vamos a centrarnos especialmente en aquellos elementos relacionados con la parafernalia militar aunque con un carácter más ceremonial como puedan ser los grandes y pesados tocados que combinan rasgos de deidades y de animales (especialmente felinos, aves y reptiles). Uno de los mejores ejemplos para el estudio iconográfico de estos tocados son las pinturas murales del sitio arqueológico de Bonampak, donde entre otras imágenes, podemos apreciar estos elementos. La pregunta que cabría hacerse es por qué los antiguos mayas (o cuanto menos las élites participantes de manera directa o indirecta en los conflictos bélicos) lucían estos impresionantes y seguramente, incómodos tocados. Se ha especulado mucho al respecto, aunque lo más probable es que se buscase adquirir los atributos de los seres representados mediante algún proceso mágico, así como reforzar el vínculo con las deidades representadas. No es raro encontrar estelas donde se represente a un Ajaw maya con atributos de deidades para reforzar el vínculo con estas, un claro ejemplo de refuerzo de vínculo con la deidad lo podemos encontrar en el poco conocido tablero de Dumbarton Oaks (Palenque) donde vemos a K´inich K´an Joy Chitam en posición de danza con los atributos del dios Chaahk (orejera de concha Spondylus y su hacha tan característica) y por lo tanto personificándolo, e incluso podemos llegar a encontrar miembros de la élite que trataban de vincularse con las deidades de una forma más radical, deformando su físico para asemejarse más a la deidad, siendo el caso más famoso el de K´inich Janaab Pakal o Pakal el Grande, uno de los Ajaws más importantes de Palenque, cuyo parecido intencionado con el Dios del Maíz es impresionante.

Busto de K´inich Janaab Pakal

Dios del Maíz en una cerámica estilo códice