Revista Cultura y Ocio

La guerra entre los antiguos mayas (Sexta parte): Guerra y ritualidad

Por Víctor Barrera Alarcón

La guerra entre los antiguos mayas

Primera parte: Aspectos generales del conflicto bélico

Segunda parte: Organización político-militar

Tercera parte: Armamento

Cuarta parte: Atavíos

Quinta parte: Arquitectura bélica

Sexta parte: Guerra y ritualidad

Séptima parte: Representaciones pictográficas y esculturales

Octava parte: Registro escrito, las inscripciones


Una de las cosas que más puede llamar nuestra atención si paramos a leer algún libro de los considerados “clásicos” que trate sobre los antiguos mayas es el énfasis que siempre se le dio a los aspectos rituales del conflicto bélico en esta sociedad y es que se ha pensado hasta hace no mucho que la guerra estaba movida básicamente por factores de carácter religiosos. No obstante, a partir de la década de 1950 y con mayor fuerza en 1960 verán la luz nuevas interpretaciones que, inevitablemente, acabarían por encontrarse con las clásicas concepciones del mundo maya: ¿era la guerra en el período Clásico una actividad promovida principalmente por aspectos religiosos o, por el contrario, estaba motivada por un interés más material como podría ser la expansión territorial?
Esta contraposición de ideas y de interpretaciones hicieron correr auténticos ríos de tinta (e incluso, vemos aún rescoldos de esas viejas “rencillas académicas” en algunas obras), sin embargo, hoy en día la mayor parte de los expertos consideran innecesaria la oposición entre las motivaciones rituales y materiales para el conflicto armado ya que no sería la primera sociedad antigua que encontrásemos que combinen el ritual con el objetivo de la ventaja estratégica, política o material cuando de la guerra se trataba.
Ritos asociados a la actividad bélica
Para hablar de los ritos asociados a la actividad bélica hemos de abandonar la idea del “ritual” como aquellas acciones que influyen solamente en el ámbito religioso, nada más lejos de la realidad ya que un ritual posee una gran influencia en otros ámbitos como puedan ser el social (en cuanto que unifica al grupo participante en ellos y refuerza los vínculos de los miembros de la comunidad durante la ceremonia) o el político (teniendo en cuenta el enorme peso de la religión en la política de los antiguos mayas ya que, no podríamos entender la política de los antiguos mayas sin comprender su religión y viceversa). Por lo tanto, vemos que los ritos no sólo influyen en el ámbito religioso, sino que responden a necesidades de múltiples tipos como puedan ser económicas, políticas, sociales, psicológicas o, incluso, de tipo climatológico.
Centrándonos más en el mundo bélico hemos de decir que la religión estaba muy presente en él desde el primer momento ya que la propia iniciación del conflicto estaba condicionada por varios factores (fechas propicias, eventos astronómicos, augures…), es decir, el ritual es imperativo antes del conflicto y durante el mismo para su correcto desarrollo. En este sentido la etnohistoria nos proporciona datos muy valiosos: tenemos escritos de los conquistadores españoles que nos hablan de altares en los campamentos militares, así como de la presencia de elementos religiosos en los mismos (ropas sacerdotales, incensarios e imágenes de madera de características zoomorfas) lo cual indicaría que por lo menos un sacerdote acompañaría a los combatientes, realizando rituales y ceremonias en el mismo campamento.
Otro ejemplo que podemos aportar sobre la fusión entre lo militar y lo religioso es la propia figura del Nacon que ya tratamos anteriormente (ver "La guerra entre los antiguos mayas (Segunda parte): Organización político-militar"). Como uno de los cargos de mayor importancia dentro del ejército de los antiguos mayas, durante su elección y mientras durase su mandato se realizarían múltiples ceremonias relacionadas con él. En primer lugar estaría sometido a una serie de imposiciones con un sentido que podríamos considerar “ritualizante” como sería por ejemplo, el celibato, el aislamiento con respecto a la mayor parte de la sociedad, la prohibición de ingesta de carne o de bebidas alcohólicas. Una de las ceremonias más importantes en la que el Nacon había de participar era el holkanakot o Baile de Guerreros, en el cual sería transportado en volandas en torno al templo para, posteriormente ser sahumado en múltiples ocasiones, buscando así alcanzar la victoria sobre sus enemigos. Así mismo, tras una batalla exitosa arrancaría la mandíbula de sus enemigos más importantes para, una vez descarnada, colocársela en su brazo a modo de trofeo y adorno, por no hablar de su participación (o cuanto menos su presencia) en la ceremonia del sacrificio de los enemigos capturados.
Una de las preguntas que cabría hacerse ahora es el por qué de estos ritos, ¿tanta importancia tenían para el desarrollo del conflicto para los antiguos mayas? Para comprender el por qué hemos de tener en cuenta que el principal deber del Ajawcomo gobernante era el garantizar el orden y el equilibrio del cosmos, en constante movimiento y propenso al desorden, este orden y por qué la participación en los rituales religiosos vinculados con la guerra fuese tan esencial para el Ajaw: si su ejército se alzaba como victorioso quedaría reflejada la propia eficiencia sobrenatural del gobernante, si por el contrario, las fuerzas del Ajaw eran derrotadas quedaría muy comprometida su eficacia sobrenatural.
Por lo tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior podemos afirmar que es evidente que la causa última del conflicto fuese política o material, es decir, pese a que como hemos visto la religión jugase un papel tan importante en la guerra, no se trataba del factor determinante en los conflictos armados. Como ya hemos señalado con anterioridad, si queremos comprender el verdadero papel de la guerra en el mundo maya no hemos de considerar como “opuestas” las motivaciones económico-políticas de los aspectos religiosos ya que todo formaba parte de lo que era “hacer la guerra” entre los antiguos mayas.
Deidades asociadas a la actividad bélica
Llegados a este punto, lo primero que hemos de saber es que la religión maya no posee un dios considerado “dios de la guerra” ya que, a día de hoy, no tenemos pruebas suficientes para afirmar rotundamente que tuvieron un dios específico con un rol puramente bélico o que fuese objeto preferido de cultos relativos a la guerra (como podría ser Marte para los antiguos romanos). Así pues vemos que el caso maya depende mucho de la región a estudiar y de la propia época para tratar este tema ya que existen una amplísima gama de dioses diferentes relacionados con la guerra. Algunos ejemplos serían los siguientes:
  • Buluc Chabtan: se trata de una deidad de las Tierras Bajas que aparece representada en muy pocas ocasiones en los códices, también se lo conoce con el nombre de “Dios F”
  • Tohil: deidad de los quichés de las Tierras Altas, muy asociada al fuego.
  • Bolom Yoc Té: se trata de un dios al que se hace referencia en múltiples ocasiones en los libros del Chilam Balam y que aparece asociado con la muerte de forma violenta y con el hambre, es decir, con desgracias características de la guerra.
  • Venus: el propio astro, una de sus advocaciones como deidad es la de “dios de la cacería”, lo cual nos podría permitir asociarlo de una manera simbólica con la cacería de hombres o la guerra.
  • Los “dioses negros”: son conocidos como “Dios L”, “Dios Y” y “Dios Z” ya que sus nombres aún no han sido traducidos. Se asocian a la cacería y aparecen muchas veces representados en los códices con atributos marciales ligados a la guerra.
  • Ah Kaak: se trata del dios de la caza, el valor y la manufactura de flechas, aunque también es conocido por ser el creador del fuego (Ah Kaak significa literalmente “Señor del Fuego”). Así mismo se le suelen asociar algunas acciones muy violentas que serían las que lo relacionasen con el mundo de la guerra: arranca los corazones a sus presas y después se embadurna con su sangre. Los lacandones contemporáneos continúan rindiéndole culto y realizándose ceremonias en su honor en las cuales los hombres se embadurnan con achicote para representar la sangre de las víctimas de Ah Kaak. Se baraja la posibilidad de que Ah Kaak haya perdido su aspecto más guerrero porque los lacandones contemporáneos ya no guerrean como hicieron sus antepasados, quedándose la deidad únicamente con su aspecto de cazador. 
Referencias bibliográficas:-GARZA CAMINO, M. (de la), y NÁJERA CORONADO, M.I. (Coord.); Religión Maya; Editorial Trotta; Madrid; 2002-LOPEZ LUJAN, L. y MANZANILLA, L. (Coord.); Historia Antigua de México (Vol. II: El horizonte Clásico); M. A. Porrúa; México; 2001-LOPEZ LUJAN, L. y MANZANILLA, L. (Coord.); Historia Antigua de México (Vol. III: El horizonte Posclásico); M. A. Porrúa; México; 2001-PALLAN GAYOL, C.; Breve historia de los Mayas; Nowtilus; Madrid; 2011

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