• No estamos conscientes de la batalla. Aunque sabemos que hay una guerra espiritual cada día de nuestras vidas, es fácil olvidar la guerra invisible que se está librando a nuestro alrededor.
• Ignoramos al enemigo. Satanás nos golpeará con una estratagema tras otra si no reconocemos sus tácticas o no comprendemos sus propósitos.
• No estamos adiestrados para la batalla. Los creyentes son soldados, quiéranlo o no. La Palabra de Dios es el manual que da instrucción para discernir el engaño, resistir la tentación, mantenerse firme en la fe, y andar en integridad.
• Le permitimos un punto de apoyo a Satanás. El principal campo de batalla para los cristianos es la mente. Si comenzamos a escuchar al tentador y pensar en los beneficios de sus sugerencias, ganará terreno en nuestros pensamientos, sentimientos y deseos. Si no es frenado, el punto de apoyo se convertirá en una fortaleza, y pronto nos encontraremos enlodados en el pecado.
El tiempo para prepararse para esa batalla es ahora mismo. Usted no puede ser complaciente y no darse cuenta de su enemigo; de lo contrario, se convertirá en su víctima. Comience llenando su mente con la Palabra de Dios, y escuche obedientemente las advertencias interiores del Espíritu. Esa es la manera para experimentar el gozo de la victoria en Cristo.
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