Cada vez que se interrumpe el fluido eléctrico, ahora cada vez con más frecuencia en la meca capitalina del Vedado, a falta de un agente que regule el tránsito en las arterias principales de la ciudad, lo que se arma tanto para transeúntes como para vehículos es un verdadero caos.
Desde mediados del mes de junio, cada jueves desde las 7:30 am hasta aproximadamente las 4:00 pm han estado ocurriendo apagones que ocasionan problemas en el tráfico, dado que los semáforos se apagan. Las molestias son mayores para ancianos, discapacitados y escolares que corren todavía más riesgo que el resto de los transeúntes.
Sin embargo, la policía no cuenta con suficientes agentes para darle solución al menos temporal al problema, tal como pudo corroborar este reportero la pasada semana. La respuesta a la llamada telefónica a la Dirección Nacional de Tránsito del Ministerio del Interior debido a que el semáforo de 23 y 12 dejó de funcionar fue que “en toda la Habana sucede lo mismo”. Es decir, que lo que debería ser excepción, al parecer se ha convertido en una regla.
Con el aumento de la población y del tránsito de vehículos en La Habana, también se debería tener en cuenta un plan de prevención para este tipo de contingencias. La situación no es nada nueva y ya es tiempo de prever una nueva infraestructura que sea capaz de planear, organizar, dirigir, controlar y ejecutar el cumplimiento de las funciones policiales de tránsito, brindando seguridad a los usuarios de la vía.