Tras aquella espectacular victoria sobre Vidmar en la 1ª ronda del Torneo de Karlsbad de 1911, Alekhine jugó en la 2ª, con negras, ante Frank Marshall. Tablas.
En la 3ª le ganaría al también prolífico escritor, Savielly Tartakower, después de “minarle” un débil peón en el flanco de dama.
En la 4ª jornada se produjo un revés para nuestro héroe del tablero (con 18 años entonces), pues perdió frente a Amos Burn un interesantísimo final de piezas menores, duramente disputado.
En la 5ª, volvería a sufrir otro revés, frente al “casi” co-campeón mundial, Carl Schlechter (al menos porque fue capaz de igualarle un match a Emanuel Lasker), que vencería a Alekhine con las piezas negras. El maestro ruso le atacó con ahínco, le entregó una pieza, pero no le resultó suficiente y acabó perdiendo, también tras dura lucha.
En la 6ª ronda, Alekhine con negras, ganaría relativamente rápido a Suchting, que al final quedaría muy bien clasificado, casi en la mitad de la tabla, por delante de “afamados” ajedrecistas.
Se produjeron tablas contra Salwe en la 7ª ronda y Kotov escogió la partida de la 8ª rueda Alapin-Alekhine para “La Herencia”, de nuevo influenciado por la elección previa del genio, de incluir la misma entre sus partidas selectas.
Kotov la publica en el Tomo I (en alemán y nunca editado en castellano, por “veleidades” de la vida) dentro de la sección: “Las Combinaciones de Alekhine”, subsección: “Golpes tácticos en la estrategia”.
Fue una Apertura de los Tres Caballos, favorita de Harry Nelson Pillsbury. No anduvo fino Alekhine en la misma y tras una imprecisión posterior de Alapin se debió haber llegado al empate.
Pero como muy bien señaló nuestro ídolo, las blancas entonces parecieron proseguir un “fuego fatuo” y cuando pensaban que ganaban pieza (este cronista al desarrollar la partida, también así lo creyó…), Alekhine comenzó a destapar de nuevo el “frasquito de sus esencias” que le permitiría luego ganar un peón, aún desplazando su dama fuera de lugar.
Las blancas pasaron entonces al contraataque y de nuevo pareció que la sombra del empate melodeaba sobre el tablero escaqueado.
La partida, estratégicamente bien llevada por Alekhine, fue emocionante hasta que Alapin, casi de manera imperceptible (también para la mayoría de nosotros) cometió otra mala jugada que permitió a Alekhine complicar la lucha para iniciar posteriormente un ataque final, majestuoso, con “toque de queda” sobre el tablero.
Fue un ataque magistral y sobre todo difícil de terminar. De hecho, Alekhine lo pudo haber remachado por entonces, pero en estado “equal mode”(¡seguridad ante todo!), el maestro ruso escogió un plan de juego que también le daría el triunfo a largo plazo, en 66 movimientos.
Sin duda fue un precioso cotejo.
A este cronista, cuando ve estas partidas le sigue pareciendo certero que si Alekhine “reviviera”, volvería a cosechar el mismo número de victorias triunfales que en su época.
Su juego desbordaba tal imaginación que el mismo hoy no lo vemos ¡ni por asomo! en los maestros actuales, salvo Carlsen (y con otro estilo más parecido a Capablanca y Kárpov).
Queridos lectores, eso es lo que hay. Partidas como ésta hacen posible que Alexander Alekhine forme parte de mis trilogías sagradas de grandes reyes del ajedrez.
¡Digo y afirmo!.
Nada mejor que imaginar ahora la “entrada” a una de las grandes Operas de la historia!...
Wolfgang Amadeus Mozart:
Don Giovanni, K527. “Obertura” en re menor, con dos movimientos terminada el 28 de Octubre de 1787.
1) Andante en re menor – Allegro en RE : 6’ 06”.
La opera en dos actos, con libreto de Lorenzo da Ponte, “Don Giovanni”, se representó por primera vez en Praga el 29 de Octubre de 1787, teniendo Mozart entonces 31 años.Hay más probabilidades de que su “Obertura” que aquí escuchamos se terminara de componer en la noche del 27 al 28, antes del ensayo general, que en la del 28 al 29. La tradición según la cual Mozart compuso tres oberturas diferentes y pidió consejo a sus amigos para elegir la mejor, parece no tener ningún fundamento.El Andante inicial se abre con los mismos acordes que la Obertura del Alceste de Gluck; casi inmediatamente enuncia el tema de la entrada del Comendador en la escena del festín. La fanfarria del 8º compás del allegro anuncia la fanfarria inicial del festín.Esta Opera constituyó una ¡obra maestra! en todos los sentidos.
(Si desea escuchar esta Obertura haga “click” encima):
Don Giovanni, K527. “Obertura” en re menor
(Continuará)
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com
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