La herencia de Chávez:

Publicado el 09 marzo 2013 por Colombatto

Con su muerte, los opositores desataron sus sentimientos y los volcaron en tapas de sus diarios y notas televisivas. El caso más notable que aprecié en estos días fue CNN en español. Allí, casi todos sus espacios (propios y con entrevistados) apuntaron a criticar su persona y política de gobierno. Pero hubo una excepción que a todas luces no esperaba la dirección de ese canal televisivo. La propia fundadora de CNN en español -periodista Patricia Janiot- dijo haber entrevistado varias veces a Hugo Chávez desde que asumió la presidencia en 1998 y durante largos minutos estuvo elogiando la personalidad del líder.

De lo observado en estos días deduzco que quienes lo conocieron en persona sólo tienen palabras de elogio y reconocimientos, como el caso testigo apuntado.

También están los otros, aquellos que responden a sus propios intereses contrapuestos a la política de Chávez o deben responder a una línea editorial y aquí se pueden englobar las portadas de los diarios europeos y norteamericanos.

Chávez partió en dos a la prensa internacional y los principales medios debieron optar en la disyuntiva: con o contra el líder latinoamericano sin puntos medios, lo cual beneficia a los lectores pues no quedan opciones al engaño.

Sin dudas, quienes lo consideraron y consideran extremista e intratable evidentemente lo analizan sólo por sus discursos populares, netamente anti imperialistas, sin atender que siempre ha estado negociando muy bien con EE. UU., o sea que lo analizan en superficie, muy similar a lo que en otras notas he sospechado en cuanto a la relación de Cristina Kirchner con el Grupo Clarín (más farándula que realidades).

Tomando tres analistas internacionales (muy disímiles) como son Jorge Castro (Argentina), Jorge Gestoso y Andrés Oppenheimer también se pueden deducir tendencias: Oppenheimer trata de mantener ecuanimidad pero con preguntas y dudas que inclinen la balanza contra Chávez. Gestoso es el caso opuesto; se mantiene rigurosamente objetivo pero le atrae reportear a los líderes populares latinoamericanos. El caso de Castro es extremista: sólo ve errores en la política chavista.

En un programa de la televisión porteña, Castro denunció que cuando asumió Chávez en 1998, Venezuela dependía de las exportaciones petroleras en un 75% y que al presente depende en el 98%, por lo tanto es petróleo-dependiente.

El hombre olvidó decir que en 1998 el control extractivo estaba en manos de empresas multinacionales que pagaban muy pocas regalías, que además habían calificado al petróleo venezolano como bitumen (baja calidad) y que el valor del barril de petróleo estaba en 7 dólares.

Fue el gobierno chavista el que descubrió que su petróleo era de muy buena calidad y con sus gestiones en la OPEP presionó para que gradualmente fuera aumentando el precio hasta “inflarlo” a 200 dólares el barril, que hoy fluctúa en unos 100 dólares.

Ahora comparemos estos datos con los ingresos de una familia pobre, casi indigente, pues en 1998 el 70% de los venezolanos estaba en la pobreza y el 20% en la indigencia.

Si la justa valoración del petróleo más la justa venta hubiera aumentado 5-6 veces de 1998 al presente y a ello le agregáramos el incremento del precio internacional que ha sido unas 14 veces superior al precio actual, pues lo que se vendía en 1998, hoy le da 100 veces más de ganancias al gobierno venezolano.

Transportados estos valores al ingreso de una familia pobre, que aquí podemos considerar en 200 dólares, la catapultaría al presente en 20.000 dólares. ¿Imagina el lector qué haría si sufriera este cambio económico en su hogar?

El 99.99% de los pobres se “patinaría” esta riqueza en comprar artículos suntuosos, viajes, etc.

Con esta fortuna (perecedera pero a largo plazo), Chávez volcó una parte en mejorar la salud, la alimentación y la educación de su pueblo, montó sucesivos planes habitacionales, renovó el sistema y producción eléctricos en Caracas y trazó una estrategia internacional para elevar el nivel de otros países cercanos a su radio de acción (Petrocaribe). También ayudó a países que momentáneamente estaban pasando malos momentos (Argentina, Bolivia, Ecuador). Estos acuerdos fueron en calidad de trueque: “te doy si me apoyás en montar una estrategia continental”. O sea que mientras elevaba el nivel de vida de su propia gente, compraba alianzas para hacerles frente a los históricos explotadores.

Visto desde la vereda de enfrente, tanta riqueza ahora falta en los bolsillos de los mandantes tradicionales, y tantas alianzas le han hecho perder hegemonía a las potencias que ya en el siglo XVIII eran bien conocidas bajo el rótulo de piratas. En la historia de Latinoamérica estos cambios tienen características de revolución, sin enfrentamientos armados, pero revolución al fin de cuentas “dentro de la diversidad”, como tantas veces dijo en sus discursos.

Hay por lo menos un ejemplo que marca hasta dónde existe hoy esa “diversidad” y es la difusión de computadoras en la educación.

En 1978 escribí un libro que titulé “Mirando hacia el futuro” donde abordaba el uso de computadoras en las aulas, con programas educativos que pretendía elaborar con el personal de mi academia CELCo (Centro de Enseñanza en Lenguajes de Computación). El proyecto no funcionó por falta de apoyo oficial y de los mismos directivos de las escuelas a las que les doné los equipos en la Patagonia central.

El Proyecto Canaima que puso en práctica Hugo Chávez en Venezuela es exactamente eso: software desarrollado entre programadores de computadoras y docentes, además de haber fabricado/ensamblado las propias computadoras.

En nuestro país se viene aplicando la ley del mínimo esfuerzo: se ensamblan las computadoras y se usa el software ya existente en el mercado internacional (Internet). Esto significa que los alumnos argentinos están consultando esa mega base de datos que nadie controla en cuanto a calidad y tendencias. Sin dudas que desde mi posición es la crítica más fuerte que hoy le hago al gobierno de Cristina F. de Kirchner, y a su vez el mayor elogio que puedo hacer de la política chavista pues los resultados serán espectaculares dentro de una o dos décadas, mientras que en nuestro país apenas se está haciendo un cambio de formato en la presentación de la información eurocéntrica.

En resumidas cuentas, el petróleo ha servido en Venezuela para refundar una sociedad que recién ahora estaría en condiciones de afrontar su progreso necesario suplantando tantas importaciones con industrias propias, o en su defecto los acuerdos serían: que Venezuela aporte combustible a sus países asociados y éstos le aporten el resto. Además, recordemos que Chávez asumió que sus Fuerzas Armadas harían de escudo armado ante cualquier intento de invasión militarizada sobre sus socios, como advirtió en su momento cuando estuvo en peligro el gobierno boliviano.

De estas consideraciones no dijo una palabra el periodista Castro en sus repetidas apariciones en la televisión porteña aprovechando la desaparición física del caudillo Chávez.

Tenía motivos el hombre cuando le pedía a Cristo que le diera más tiempo pues le faltaba mucho por hacer. Ahora le corresponde a su heredero (así lo bautizó el mismo Chávez en su última aparición pública) Nicolás Maduro continuar el camino trazado, que por lo que se ve, apenas ha comenzado.

Luis Colombatto