Los reencuentros son más apasionantes y más misteriosos que los primeros encuentros. Yo lo sé desde hace mucho tiempo. Ver de nuevo a alguien a quien hemos amado… ¿no es como volver al escenario del crimen, atraídos por una necesidad ineludible, como afirman las novelas de detectives? Pág. 134.
Sándor Márai
También (es justo reconocerlo) se plantea, ni que sea de forma vaga, una reflexión sobre los sentimientos contradictorios que Lajos suscita en Eszter: una mezcla de rechazo, por lo que le quitó, y de atracción, porque el peligro le aporta adrenalina y porque Lajos fue su gran amor; una combinación explosiva de emociones («Después de que él desapareciera, me di cuenta de que no quedaba nada en su lugar: tuve que admitir que ese peligro había sido el único y verdadero sentido de mi vida»,pág. 49). Con todo, estas ideas, de igual modo que las relativas a la amistad entre los hombres de El último encuentro, adolecen de superficialidad, de cierta repetición de esquemas ya conocidos, lo que impide calificar la ficción del autor húngaro —sus obras autobiográficas y diarios se excluyen de forma deliberada— de gran literatura. En cualquier caso, puede considerarse un valor seguro como divertimento digno, como obra bien hecha que se lee con avidez. Al fin y al cabo, uno no siempre busca la máxima exigencia.Fotogramas de la película de 2008 basada en el libro y dirigida por József Sipos.