El estilo que utiliza el director José Alemán, también guionista, enLa herencia Valdemar es el del propio de Lovecraft: la narración del pasado por un sujeto del presente, que a modo de testimonio nos presenta el vínculo entre ambos tiempos. El terror se palpa, como en las obras lovecraftianas, sin necesidad de que se haga evidente. El suspense, entonces, es constante y elegante. A esto ayuda una banda sonora espectacular, compuesta por Arnau Bataller.
El escenario es Galicia, no Providence, aunque no se detiene en este aspecto, lo cual agiliza mucho la narración. La ambientación de la sociedad española del XIX es fantástica. Los decorados, vestidos, mentalidad y comportamientos sociales están muy conseguidos. El casting ha sido muy acertado, tanto la pareja protagonista, los Valdemar, como el periodista, el oscuro personaje nigromántico, y el mayordomo de la casa, que es, nada más y nada menos, que el recientemente fallecido Paul Naschy, el gran actor y director al que le debemos, entre otras La noche de Walpurgis (1971).
La historia cuenta la invocación inconsciente de fuerzas sobrenaturales, lo que el guionista ha tomado de El caso de Charles Dexter Ward. Los nigromantes reviven a personajes muertos y espíritus para alcanzar mayor conocimiento, pero esas prácticas acaban desatando fuerzas que ponen en peligro la civilización y hasta el orden cósmico. Recordemos que los mitos de Cthulhu se basan en la existencia de una raza alienígena que espera su resurrección para dominar otra vez la Tierra. He aquí una muestra de la peli:
La comparación con otras películas dedicadas al universo de Lovecraft es clara: estamos ante un buen filme. Por ejemplo, El horror de Dunwich ha tenido muy mala suerte cinematográfica. La película de 1970, de Daniel Haller, protagonizada por Dean Stockwell es un poco grimosa y cutre, además de tener una banda sonora lamentable, compuesta por Les Baxter. La música es un elemento crucial en el género de terror, y parece que algunos no se dan cuenta o lo sustituyen subiendo el volumen de los chirridos. Véase el caso deDrácula, de Bream Stoker (1992), en la que las piezas compuestas por Wojciech Kilar son lo más escalofriante, para bien, de la película. Otro tanto se puede decir de la película que para la televisión grabó Leigh Scott en 2009 y de Beyond the Dunwich de 2008 por Richard Griffin. Aquí un vídeo del bodrio:
Hay otras que molan, como ésta de Toei Animation, una japonesa:
La herencia Valdemar tiene su continuación, una segunda parte, que se estrenará en 2011. Conseguid la primera, y no dejéis de ir a ver la otra. No os arrepentiréis. Eso sí, para que no os pase como a los críticos del principio, leed antes a Lovecraft.