La hermana perdida (Lucinda Riley)

Publicado el 02 agosto 2021 por Bookworm
TITULO: La hermana perdida AUTOR: Lucinda RileyEDITORIAL: Plaza & Janés
Sinopsis Editorial: 

Cada una de las seis hermanas D'Aplièse ha realizado ya su propio e increíble viaje para conocer sus orígenes, pero todavía queda una pregunta a la que no han hallado respuesta: ¿quién es y dónde se encuentra la séptima hermana? 
Solo cuentan con una pista: la imagen de un extraño anillo de esmeraldas en forma de estrella. La búsqueda para encontrar a la hermana perdida las llevará por todo el planeta, de Nueva Zelanda a Canadá, Inglaterra, Francia e Irlanda, en su misión de reunir por fin a la familia. 
Y, al hacerlo, poco a poco irán descubriendo una historia de amor, fuerza y sacrificio que comenzó hace casi un siglo, cuando otras valientes mujeres arriesgaron todo lo que tenían para cambiar el mundo que las rodeaba.
¡Qué ganas tenía de leer “La hermana perdida”! y qué pena me da reconocer que de los siete es con el que menos he disfrutado, lo que no quiere decir que no me haya gustado, pero para mí ha sido una lectura con muchos altibajos. 
Que conste que no tiene nada que ver con que finalmente no sea el último de la serie. Lo digo porque mucha gente no lo sabía y es una sorpresa que se han llevado muchas lectoras y que ha gustado y disgustado a partes iguales. Que no era el último libro es algo que sabía desde la lectura del sexto, ya que alguien me lo dijo por Instagram y luego vi un vídeo donde la propia autora confirmaba que el libro que cerraría la serie sería la historia de Pa Salt, lo que ya no sé es si le ha dado tiempo a dejarlo escrito porque lamentablemente murió hace unas semanas. 
En todo caso mi “decepción” viene más bien dada por la historia del pasado y los nuevos personajes del presente, o quizás más concretamente con esa hermana perdida que ha sido un personaje con el que no he congeniado casi nada. Como es habitual en los libros de esta saga, las historias alternan el presente de las hermanas, que en este caso están empeñadas en tratar de encontrar a la séptima hermana para que las acompañe a esa ceremonia homenaje a su padre que harán por los mares de Grecia donde presumiblemente murió, con el pasado que nos ayudará a conocer la procedencia de cada una de ellas y es el pasado de esta séptima hermana el que se me ha hecho más cuesta arriba. En esta ocasión además la historia del pasado no es lineal, sino que avanza unas décadas, para, de repente, volver de nuevo casi al momento en el que comienza la historia del pasado.
Que la autora quisiera localizar a una de las hermanas en su país de origen es un detalle que me ha gustado pero son tantos los datos históricos que añade a la novela que por momentos me ha cansado, la verdad. 
La historia comienza en 1920. Irlanda está intentando independizarse de los británicos y por lo tanto conoceremos un poco el origen del IRA, los sentimientos y pensamientos de sus militantes, su lucha por esa independencia, conoceremos la figura de Michael Collins y la admiración del pueblo hacia él, y veremos las consecuencias del tratado de paz que éste acabó firmando y que dividieron al país e inevitablemente a muchas familias. Toda esta información que nos llega a través de las voces de los muchos personajes que hay en la novela, sinceramente, a veces chirría demasiado. 
El pasado real de Irlanda, se mezcla con los personajes ficticios de la novela que por supuesto tienen mucho que ver con la séptima hermana, pero yo destacaría al padre James, un hombre de gran corazón que consigue hacerse un lugar en West Cork, un pequeño pueblo de Irlanda en el Valle de Argideen, donde el tiempo parece haberse detenido y las costumbres locales todavía están tan arraigadas que los avances que van haciendo de Dublín una ciudad moderna, allí todavía son una utopía y Ambrose, íntimo amigo de James y profesor de Literatura Clásica del Trinity College de Dublín, que una vez al mes visita a su querido amigo.
Poco a poco el pasado nos irá desvelando datos de esta séptima hermana, pero a pesar de ser un libro de más de setecientas páginas, me temo que no lo cuenta todo y tendremos que esperar a ese octavo y último libro donde además de la historia de Pa Salt, quedarán resueltos los datos que nos faltan de esta última hermana que como personaje no me ha resultado demasiado interesante. Me ha parecido exagerada su forma de actuar cuando se da cuenta de que alguien la puede estar buscando ( y sí a pesar de su pasado, me sigue resultando exagerada su reacción), aunque para ser justos, también me ha parecido un tanto "circense" la que montan las seis hermanas para encontrarla, sobre todo el episodio con Star y su futuro cuñado.
En fin, que aunque es un libro que hay que leer si eres seguidor de la saga, y sinceramente creo que el que he pillado con más ganas, es el que menos he disfrutado. Si digo otra cosa miento, pero también es verdad que ahora espero que el hijo de Lucinda Riley, que será el encargado de finalizar esta serie, lo haga de forma espectacular, por la serie y sobre todo como homenaje a su madre.
Personalmente me dio mucha pena su muerte, porque fue totalmente una sorpresa, además ese día justamente acababa de comprar este libro y echaré de menos sus historias, porque independientemente de que esta novela no vaya a convertirse en mi favorita, ella sí seguirá siendo una de mis autoras preferidas y me alegra saber que todavía me quedan algunas de sus novelas por leer.

Lucinda Riley. Fotografía www.elcorteingles.es (16 de febrero de 1968​-11 de junio de 2021)


Así comienza "La hermana perdida"
Recuerdo con exactitud dónde me encontraba y qué estaba haciendo cuando vi morir a mi padre. Estaba más o menos donde ahora, acodada en la barandilla del porche de madera que rodea nuestra casa, viendo a los vendimiadores avanzar por las cuidadas hileras de vides colmadas con los frutos del año. Me disponía a bajar por la escalera para sumarme a ellos cuando, con el rabillo del ojo, vi que, de pronto, mi padre, que era grande como una torre, desaparecía de mi vista. Al principio pensé que se había arrodillado para recoger un racimo de uvas descarriado —detestaba el desperdicio, fuera del tipo que fuese, rasgo que él atribuía a la mentalidad presbiteriana de sus padres escoceses—, hasta que los vendimiadores de las hileras vecinas salieron disparados hacia él. Desde el porche salvé a la carrera los cien metros que me separaban de mi padre. Para cuando llegué, uno de ellos le había abierto la camisa e intentaba reanimarlo con compresiones en el pecho y el boca a boca y otro había llamado a urgencias. La ambulancia tardó veinte minutos en llegar.