Hay días muy tristes en la labor profesional de un profesor, de un docente, de un maestro... Y hoy es
El vínculo entre el maestro y el/la alumna es de por vida. Siempre recordamos al profesor que nos caía tan bien y que nos enseñó tantas cosas, a la maestra que vivía con pasión sus clases y transmitía esa fuerza y vivencia a sus alumnos, aquel profesor que nos inició intelectualmente, aquella profesora que en su inocencia nos abría nuevos horizontes...
Normalmente somos los alumnos quienes recordamos al/la profesor/a, maestro/a...Y los podemos recordar con añoranza, reconociendo su labor y, con el tiempo, valorándolos cada vez más pues entendemos y comprendemos sus actitudes, los porqués de las cosas que hacía, cómo las explicaba y qué le motivaba a hacerlo de esa forma. También es posible que ya no estén con nosotros y tengamos un recuerdo entrañable, convirtiéndonos en lo que somos respecto a ellos: su relevo generacional y testimonio de su tarea docente.
Los profesores también tenemos recuerdos de algunos alumnos, no es posible tenerlos de todos. Lo que nos queda son recuerdos, a veces, cariñosos, divertidos
Ocurre, no es lo "racional", lo "natural", "lo que corresponde" y es que el alumno nos deje antes que el maestro. En esta ocasión es el profesor quien siente la pena y el frío vacío de la ausencia no deseada ni "lógica" de quien hace una horas aprendía con él cariñosamente, casi como despidiéndose.
En este caso, Amber, tu maestro, amigo, profesor, Félix mantiene el recuerdo de su alumna, de ti para siempre.
DEP