La hija del embajador

Publicado el 15 febrero 2017 por Rubencastillo

Vuelvo a acercarme a una novela de Zoé Valdés y elijo La hija del embajador, un texto que mereció el III premio de novela breve Juan March Cencillo y que fue publicado por el sello Bitzoc. El argumento es muy sencillo de exponer: la hija moderna y rebelde de un embajador cubano que trabaja en París se desplaza para vivir un tiempo con sus padres en la capital del Sena. En el avión conoce a un singular ladrón, con el que comienza una turbulenta y apasionada relación. Daniela sería feliz si lograra el amor eterno del maduro delincuente, pero él se muestra mucho más reservado ante esta posibilidad.¿Conclusión después de cerrada la última página? Pues que ha vuelto a pasarme lo que ya me había ocurrido con otros textos suyos: que no termino de verla. Hay ciertos instantes en los que sí, en los que me parece admirable el modo en que desarrolla y culmina una secuencia, un cuadro narrativo, un diálogo. Pero, por regla general, su prosa me parece desmañada, confusa, áspera. Todo parece que avanzase a trompicones, dudando entre el lirismo, el exabrupto, la fluidez, la seriedad o la niebla, hasta el punto de que determinadas páginas no se aprehenden con una lectura “normal”, sino que hay que detenerse e incluso retroceder, para captarlas verdaderamente.Como su paisano Guillermo Cabrera Infante, Zoé Valdés gusta de introducir de vez en cuando humorísticos juegos de palabras. Así, en la página 16 nos habla al subirse a un avión de “la azafata miembro del Partido Comunista, porque para ser azafata no importa tanto la buena figura sino el figurar como miembro”; o en la 54, cuando nos habla de una voluntad amatoria moderada por la prudencia: “Ella lo amaría y sin contemplaciones, es decir: con templaciones”.
¿Me animaré con algún otro libro de Zoé Valdés? Jamás hay que descartar de plano ninguna posibilidad futura. Pero, hoy por hoy, lo veo muy difícil.