Barbara Comyns
Aunque tanto Y las cucharillas eran de Woolworths como La hija del veterinario son recomendables, en la segunda se nota que Comyns mejoró lo que se podría llamar su «conciencia de novelista», es decir, no se basa tanto en sus vivencias personales, la estructura ya no depende de la forma de diario de fragmentos cortos y, sobre todo, el conjunto constituye un equilibrio perfecto de novela gótica breve, heredera de los maestros decimonónicos, con esa atmosfera lúgubre en la que el horror se mezcla con lo grotesco y se deja envolver por el aire de extrañeza de la protagonista. Una propuesta muy interesante, en definitiva.