POR LA PAZ, UN AVE MARÍA Refrán.
Las normas de convivencia van en detrimento de la libertad. Son estas reglas las que han impuesto la limitación en beneficio de la convivencia. Las sociedades, a medida que se han ido desarrollando, han logrado limitar la fuerza y los mamporros en beneficio de lo sutil y de la diplomacia. Hay quien lo llamará hipocresía. Si esta se entiende como un ejercicio de reservar las ideas para no molestar o como un acto de libertad para silenciar la opinión y no decir toda la verdad, se puede convertir en un valor positivo.
Ante el radicalismo y la intolerancia, en muchas ocasiones, es preferible hacer uso de la libertad de expresión para callar, cuando de lo que se trata es de preservar la convivencia. Silenciando la opinión estamos defendiendo nuestra libertad, y esta autolimitación nos evita el control y la censura de nuestras ideas por terceros. Se trata, en definitiva, de salvaguardar nuestra intimidad. La manifestación amplia de nuestras opiniones se debe realizar en función del contexto. Por lo tanto, el ser completamente sincero depende del daño que podamos ocasionar.
Se nos pide, como valores a resaltar, que seamos transparentes y sinceros. Se nos solicita en definitiva que seamos insoportables porque en muchas ocasiones lo mejor es la discreción y el secreto. Controlar las emociones y no decir todo lo que se sabe aumenta la convivencia y evita la imbecilidad, sobre todo de aquellos que se tienen como auténticos porque dicen ir de frente. El moderarnos y limitar nuestras opiniones puede evitar el daño que ocasionen nuestros impulsos descontrolados. Fin.