La hipocresía y el Aquarius: un artículo políticamente incorrecto.

Publicado el 18 junio 2018 por Carlosgu82

He dudado mucho entre escribir este artículo pues me encuentro con sentimientos encontrados. Por un lado, me parecen terribles opiniones que llevo días escuchando en las Redes Sociales del tipo: “nos van a quitar lo nuestro“, “nos van a invadir” y “ayudas para españoles no hay, pero para inmigrantes, “. Es muy triste escuchar cosas así, pero lamentablemente todo tiene su razón de ser, y sé que las personas que hablan así lo hacen desde la decepción y, a veces, incluso el miedo. Porque seamos francos, no nos sentimos respaldados por nuestro sistema político. Más bien engañados. Y ahí reside el problema principal.

Soy partidaria de ayudar, siempre, pero como he anunciado ya en el título, este artículo es políticamente incorrecto, y las deliberaciones que vas a leer en él, posiblemente no te gusten. Pero no deseo agradar, lo que deseo es, si es posible, hacer pensar al lector. Sentemos las bases. Para empezar, existen varios niveles de pobreza. Por mucho que nos cueste admitirlo, no es comparable el nivel de pobreza en países como la República Democrática del Congo, uno de los países con los índices de desarrollo más bajos del mundo, que en España. Si en la actualidad existen los problemas con la inmigración masiva, es porque la pobreza en países como España, aún hablando de los niveles más extremos, no es comparable a la de allí. En España la gente no muere por no poder acceder a la sanidad o beber agua potable. Pero sí, en España también hay pobres. En España hay pensiones ridículas, gente que reclama ayuda y no la tiene, y situaciones de extrema necesidad que también deben ser atendidas.

¿Debemos ser más solidarios con el resto de habitantes de este planeta? Sí, definitivamente. ¿Es una solución la inmigración, el aceptar barcos como el Aquarius? No, en absoluto es una solución. Queda muy bonito de cara a la galería la aceptación de esos inmigrantes, prometer a todos ellos un trabajo y una ayuda económica. ¡Qué buenos somos todos! ¿Verdad? Especialmente los políticos que se declaran como abanderados de esa ayuda. Pero al mismo tiempo miran para otro lado y no promocionan cosas realmente importantes, como el comercio justo. Es decir, productos como el café, uno de los recursos que podría proporcionar empleo y soluciones a largo a plazo en el Congo. Pero aquí hay un grave problema. Y es que el comercio justo no suele ser un negocio rentable ni tampoco respaldado por multinacionales. Y digo café como una de las miles de materias primas existentes en África, que son muchísimas. Ese dinero que va a gastarse el gobierno en una minoría, porque seiscientas personas es una minoría ínfima, podría emplearse a ayudar no a seiscientas, sino a muchísimas más, si se hubiese destinado a ayudas en tecnología, formación, maquinaria, etc., pero claro, esa solución ni es tan popular ni es tan vistosa ni está subvencionada por el sistema europeo de ayudas a la inmigración.

Otro punto de vista que rogaría que analizaseis es, salvamos y/o damos una oportunidad de una vida mejor a seiscientos, mil, o cinco mil, pero ¿y qué ocurre con el resto? ¿Merecen menos una vida mejor, simplemente porque no han podido reunir las fuerzas o el dinero para llegar hasta España, muchas veces (por no decir la mayoría) auspiciados por mafias? ¿Ayudamos a los más jóvenes, fuertes y capaces y que se apañen en su país los más débiles? Lo siento, pero eso no es justo. Como tampoco lo es que estos países se queden sin los que podrían sacar adelante su comunidad. Es decir, precisamente esos que son jóvenes, que normalmente han tenido acceso a la educación (aunque sea a un nivel básico), y que vienen a España buscando una oportunidad que en sus países de origen no encuentran. ¿No sería mucho más humanitario darles la forma de que sí encuentren medios para valerse por sí mismos allí, en su país natal? Por supuesto entiendo situaciones extremas de guerra que obligan a abandonar un país, pero seamos francos, ¿todos los que llegan a España o a Europa lo hacen huyendo de la guerra? No, la realidad es que no.

Entiendo que es un tema complejo, pero también lo es la inmigración a Europa, mucho más de lo que pensamos. Y por medio hay subvenciones, terribles “lavadas de cara” políticas, y manipulación. Por desgracia, es así. Y la hipocresía no se queda meramente en el seno de la política. Porque nosotros, españolitos de a pie, vitoreamos y salimos en masa a decir lo orgullosos que nos sentimos de que España abra sus puertas al Aquarius, pero miramos hacia otro lado cuando vemos a una anciana rebuscando en la basura porque con su pensión, no le llega para comprar comida o preferimos comprar y potenciar el comercio de grandes superficies porque sale más barato, en vez de ayudar a pequeñas empresas que luchan por mejorar un poco las cosas.

Seamos coherentes de una vez. La solidaridad empieza con tu día a día. No pretendas que tu conciencia descanse porque te congratulas de que el Gobierno acepte un barco con seiscientas personas. No seamos hipócritas. La verdadera integración social y la ausencia de racismo, no es discutir con tus contactos de Facebook que España ha obrado maravillosamente al acoger a esas personas y proclamar a los cuatro vientos, como he leído en más de una ocasión, incluso de personajes públicos, que ahora sí se sienten orgullosos de España. ¿En serio estamos orgullosos? Orgullosa estaría si redujésemos a más de la mitad el número de políticos de nuestro país, y ese dinero se dedicase a labores sociales, tanto en España, como fuera de ella. (Aquí puedes ver el artículo que escribí sobre eso: Políticos en España: ¿no están tomado el pelo?)

La verdadera integración social empezará el día que seamos conscientes de que todos somos seres humanos viviendo en un planeta con enormes desigualdades de oportunidades, que se solucionan no con acciones populares y puntuales que queden bien de cara a la galería, sino con un cambio profundo en las políticas que hacen nacer estas diferencias. Y reformar estas políticas no es ayudar a una parte ínfima de inmigrantes que acceden a nuestras costas. La ayuda debería ir directa al foco del problema, a los países de origen. Lo contrario es poner parches y acallar conciencias con un “buenismo” simulado, manipulaciones mediáticas, y un problema que sigue quedando sin resolver. Si el artículo te ha gustado, por favor, comparte en tus redes sociales. Si quieres leer más artículos de opinión, puedes pinchar en los títulos:  Cataluña: ¿Política o Marketing? o también Constitución Española: ¿Reforma urgente?. Gracias por tu tiempo.