La Historia Compartida…Por César del Campo de Acuña
Sean bienvenidos una vez más a La Historia Compartida, la sección de www.cincodays.com dedicada a las breves biografías de las más variopintas personalidades de la historia. En la anterior edición les hable de uno de los hijos pródigos de la ciudad de Chicago y en esta nueva entrada les hablare de uno de sus más infames personalidades.
¿Por qué paso a la historia?: por ser, probablemente, el gangster más famoso e icónico de todos los tiempos (especialmente durante La Prohibición) gracias a lo mucho que la ficción engrando su leyenda durante los años de la prohibición.
¿Sabias que…?: a diferencia de muchos otros gangsters ítaloamericanos, Al Capone renegaba en parte de sus orígenes napolitanos. Cuando los periodistas situaban el lugar de su nacimiento en Nápoles o en Sicilia, este no dudaba ni en un segundo en gritarles: “Yo no soy italiano. Yo nací en Brooklyn”. La afirmación del que fue durante mucho tiempo el enemigo publico número 1 de los Estados Unidos es cierta, ya que nació un 17 de enero de 1899 en la casa de la esquina de las calles Tillary y Lawrence, en el barrio de Williamsburg, en el corazón de Brooklyn.
Como todo el mundo sabe, Al Capone era conocido como Cara cortada/Scarface. Su apodo encontraba sus orígenes en una violenta pelea de bar en Conney Island que le dejo tres grandes cicatrices en el lado izquierdo de la cara. Además era conocido como Snorky por sus amistades más cercanas.
En su juventud, antes de comenzar a trabajar para Johnny Torrio (su mentor en el mundo del crimen), formo parte de diferentes bandas juveniles como The Bowery Boys, Los Cuarenta Ladrones, Los Brooklyn Rippers y la Banda de Five Points. Todas estas bandas las pudimos ver, de un modo u otro en el film de 2002, Gangs of New York.
Por otro lado, durante su juventud, no tenia problema alguno en vender los peculiares servicios que sus hermanos (Ralph y Frank) y el ofertaban al mejor postor. Los tres Capone cobraban dos dólares por dar un puñetazo; cuatro dólares por los dos ojos morados; romper la nariz o la mandíbula costaba diez dólares; cortar una oreja, quince dólares; romper un brazo o una pierna, diecinueve dólares; disparar en una rodilla o apuñalar, veinticinco dólares; “el gran trabajo” (asesinar), cien dólares.
Cuando el Departamento del Tesoro confisco todas sus posesiones en 1932 por su evasión fiscal, se quedo con el Cadillac blindado y especialmente equipado del gangster. Años más tarde el presidente Franklin Delano Roosevelt utilizo el coche de Capone como limusina en sus desplazamientos oficiales.
Como mucha gente sabe, Al Capone falleció de un derrame cerebral causado por la sífilis que contrajo siendo joven. En 1946, su ultimo año de vida, uno de los médicos que le atendió en Baltimore y su medico personal dijeron que su paciente tenia la misma edad mental que un niño de 12 años.
Aunque hizo su fortuna en gran medida gracias al alcohol de contrabando y fue detenido por evasión de impuestos, la primera investigación que se hizo a Capone por parte de los agentes federales fue por violar la llamada Acta Mann, que no era otra cosa que un ley aprobado por el Congreso de los Estados Unidos en 1910 que condenaba con penas de hasta cinco años de prisión a todos aquellos que transportaran a mujeres a través de las fronteras interestatales con fines inmorales.
Aunque tuvo innumerables amantes, Al Capone estaba casado. El futuro jefe criminal de la ciudad de Chicago se caso el 18 de diciembre de 1918 con Mae Josephine Coughlin, una mujer irlandesa. Tuvieron un único hijo, Albert Francis Capone. Johnny Torrio, el mentor de su padre, fue su padrino y entrego a sus padres un sobre con cinco mil dólares en acciones.
Aunque su residencia familiar se encontraba en el 7244 de la Avenida South Praire de Chicago (donde vivían su hermano Ralph, su madre (Teresa) y su mujer), Al Capone verdaderamente residía en la planta número 22 del Hotel Hawthorne de Cicero. Desde su suite de seiscientos metros cuadrados el Gran Al gobernaba su imperio. El equipo personal que atendía a “El enemigo publico nº1” estaba compuesto por tres mayordomos, cuatro doncellas, dos barberos, dos cocineros, seis mensajeros, tres secretarias y cuatro abogados además de las diferentes prostitutas que pasaban la noche con el poderoso jefe.
Al Capone fue la primera personalidad de Chicago en saludar al Comandante Francesco Di Pinedo, el cual se detuvo en la ciudad del viento durante su viaje de circunvalación del globo para entregar un mensaje de buena voluntad al alcalde de parte de Benito Mussolini. Aquel suceso enfureció mucho a la opinión publica (y a las autoridades) ya que Capone no era visto como un buen representante de la ciudad y los ciudadanos.
Trato de comprar a su más acérrimo perseguidor (Eliot Ness) con cincuenta mil dólares. Para tal trabajo envió a Shorty Campagna, el cual al entrar en el despacho del Agente Federal arrojo el abultado paquete sobre la mesa. Acto seguido Ness pidió a dos de sus agentes que hicieran el favor de acompañar al caballero a la calle mientras señalando el paquete le decía: “se olvida esto, que es suyo”.
Ivy Lee, experto y famoso relaciones publicas (supuestamente recomendado por John D. Rockefeller) trabajo para Capone hacia 1930, poco después de que su particular popularidad sufriera un duro revés debido a La Matanza del Día de San Valentín. En su primera reunión Capone le dijo a Lee: “Hay mucha gente en Chicago que cree que soy un gángster sanguinario, pero yo no mato a gente inocente, ni torturo a mis victimas, ni les arranco los ojos, ni les corto las orejas. Quiero que esa opinión cambie”.
A diferencia de lo que podrimos ver en la película Los intocables de Elliot Ness de Brian de Palma, Al Capone no mato a uno, sino a tres comensales durante una cena. Las victimas del iracundo jefe del crimen organizado fueron tres de sus hombres de confianza: Joseph Giunta (Presidente de la Unión Siciliana), Albert Anselmi y John Scalise. Bien entrados los postres, Capone mato a los tres hombres con un bate de béisbol (Scalise intento desenfundar pero los guardaespaldas del Gran Al se lo impidieron). Una semana después los cadáveres eran descubiertos por una patrulla (tras ser alertados) en la cuneta de una carretera junto a un deposito de agua.
Fue un gran amante de los deportes (concretamente del béisbol), y no dudaba en pagar grandes suma de dinero para tener un palco en los estadios de los Chicago Cubs y de los White Sox. Siempre que acudía a este tipo de eventos lo hacia en compañía de Jack “Metralleta” McGurn y George “Disparo” Ziegler, los dos hombres que años más tarde se desharían de los cadáveres de Giunta, Anselmi y Escalise.
Aunque todo el mundo asocia la prisión de Alcatraz con Al Capone, lo cierto es que La Roca no fue la primera cárcel en la que estuvo mientras cumplía su condena por evasión de impuestos. En un principio fue recluido en la Prisión Federal de Atlanta (en 1931) pero tras dirigir un motín en 1934 fue trasladado a la famosa cárcel de la bahía de San Francisco. Allí estuvo hasta finales de 1939 (aunque le condenaron a 11 años de prisión el 12 de enero de 1931), año en el que fue puesto el libertad. Retirado, y con claros signos de demencia por la sífilis, Al Capone falleció el 25 de enero de 1947 en su mansión de Palm Beach.
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