La Historia Compartida – Robert E. Howard

Publicado el 05 marzo 2015 por César César Del Campo De Acuña @Cincodayscom

La Historia Compartida…Por César del Campo de Acuña

Sean bienvenidos una vez más a La Historia Compartida, la sección de www.cincodays.com dedicada a las breves biografías de las más variopintas personalidades de la historia. En esta nueva, y literaria entrega, les presento a otro de mis escritores preferidos.

¿De quién hablamos?: de Robert Ervin Howard, un escritor estadounidense nacido el 22 de enero de 1906 en Peaster, Texas.

¿Por qué paso a la historia?: Howard pasó a la historia de la literatura y de la cultura popular por su extraordinaria aportación al género fantástico y por la creación de personajes como Conan, Solomon Kane o Kull de Atlantis.

¿Sabías que…?: no empezó a escribir hasta los 15 años y no vendió su primer relato hasta los 18. La publicación que compro aquel escrito (Spear & Fang de julio de 1925) fue la revista pulp, Weird Tales, de la que años más tarde se convertiría en su principal autor.

De pequeño fue un muchacho débil y enfermizo que tuvo que soportar los abusos de los matones de su edad. Todas aquellas burlas y palizas le empujaron a ejercitarse levantando pesas y practicando el boxeo, lo que convirtió al endeble Howard en un fornido muchacho de 90 kilogramos de puro musculo.

Hacia 1927 se le detecto un principio de sonambulismo, un trastorno que le acompañaría hasta el final de sus días. Howard habitualmente solía escribir de noche lo que le llevo a no tener poco problemas con sus vecinos, los cuales se quejaban habitualmente del ruido que hacia la máquina de escribir con la que creo a tantos y tantos personajes. De hecho, según el propio Howard, en una de aquellas noches fue en la que creo a Conan y a la era Hiboria. Howard dijo que fue el propio Conan el que le contó la historia olvidada de sus tiempo y de sus aventuras.

A pesar de su buen aspecto físico fue un hombre introvertido, solitario y huraño. Apenas tuvo amigos, salvo sus compañeros de letras como  H. P. Lovecraft o Clark Ashton Smith, con los cual mantuvo una relación epistolar (especialmente con Lovecraft), sobre los conflictos entre civilización y barbarie, las teorías geológicas e históricas, la decadencia de las razas y la eugenesia (filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos).

Aunque es conocido fundamentalmente por su obra fantástica y por ser considerado el padre del género espada y brujería, Howard escribió relatos deportivos, aventuras orientales, westerns e incluso algún escrito de corte erótico. En su producción alejada del fantástico merece la pena recomendar la saga del boxeador Steve Costigan y Breckinridge Elkinsl sobre la vida en el oeste.

Fue un apasionada y estudioso de la historia, en concreto de la antigüedad celta. Su mayor afición era leer libros de historia lo que le valió un conocimiento notable de la misma, algo que aprovecho con extraordinaria verosimilitud en sus relatos de corte fantástico.

Desde 1923 comenzó a sufrir fuertes depresiones. Su carácter sensible, unido al sobreproteccionismo que su madre había ejercido sobre él. A pesar de ser uno de los principales autores en la revista Weird Tales, Howard dijo de si mismo: “una de las principales razones por las que nunca llegaré a ser nada es que soy demasiado condenadamente sensible”.

Fue un gran amante de los animales (como Lord Byron, protagonista de la última entrega de esta sección) y la naturaleza. En más de una ocasión fue de caza con alguno de los pocos amigos que llego a tener, pero nunca mato a ningún animal. Cuando su perro Patches, enfermo entre 1929 y 1939, Howard pasó todo su tiempo llegando incluso a mudarse para estar con el can en sus últimos momentos.

Su padre, el Doctor Isaac Mordecai Howard, temía que su hijo se suicidara. El año en el que la salud de su madre comenzó a empeorar Howard hablo de ello con su padre. Este último, preocupado, trato de disuadirle (aunque como le confeso a H.P. Lovecraft en la carta en la que le anunciaba la muerte de su hijo, sabía que la idea seguía rondando por su mente) y le quito el arma que tenía en previsión a que la utilizara.

Robert E. Howard se suicidó el 11 de junio de 1936 a los 30 años de edad. ¿Los motivos? Según L. Sprague De Camp, el suicidio de Howard fue debido “al enterarse de que su anciana madre –a la cual quería con una devoción exagerada– estaba al borde la muerte” pero lo cierto es que Howard estaba pasando una apurada situación económica (Weird Tales estaba fraccionando los pagos, retrasándolos y le adeudaba la nada desdeñable cantidad de 800 dólares de la época) que le llevo incluso a saltarse comidas (perdió 7 kilogramos en una semana por esta razón) para poder seguir costeando los caros tratamientos que su madre recibía. Sea como fuere, Howard era plenamente consciente de lo que hizo ya que le dio instrucciones a Otis Klane (su agente) de qué hacer con sus historias y envío sus últimas historias a Weird Tales. Curiosamente su madre moriría 31 horas después que su hijo.

Algunas frases de Robert E. Howard:

  • Los hombres civilizados son siempre menos corteses que los salvajes porque saben que pueden ser maleducados sin temer que sus cráneos sean partidos en dos.
  • La barbarie es el estado natural de la humanidad, La civilización, en cambio, es artificial, es un capricho de los tiempos. La barbarie ha de triunfar siempre al final.
  • Me parece que muchos escritores, en virtud de los ambientes de la cultura, el arte y la educación, se deslizan en la escritura debido a sus entornos.
  • Todos se han ido, todo está hecho, así que ponedme en la pira. La fiesta ha terminado y las luces se han consumado.

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