Seguimos reemprendiendo las secciones que ya están afianzadas en el blog. Y, como es jueves, os traigo otro nuevo relato en la sección Historias de las lectoras.
Hoy quiero presentaros a Kirsy, una de las seguidoras veteranas del blog, que también se ha animado a compartir con todos nosotros la historia de su cabello. Leedla con atención; quizá os sintáis identificados o puede que os sirva de inspiración.
La historia de Kirsy
Mi historia del alisado comienza a los diez años de edad; y al día de hoy tengo 25 años. O sea que llevaba 15 años viviendo en un mundo al que no pertenecía, y ése era el mundo del alisado.
En mi país, República Dominicana, los inculcan desde que nacemos hasta que morimos que si tú no te alisas esos moños malos, eres fea o cristiana (evangélica), y esto lleva a vivir años y años, o quizás toda una vida, en una esclavitud infernal. ¿Por qué uso el término infernal? Porque el ir a una peluquería (salón) a alisarte te lleva tiempo de espera y un gran gasto.
Ahora que yo he comprendido y he salido de la ignorancia en que vivimos casi todas las mujeres de mi país, doy gracias a Dios y a mi cuñada que me inspiró. Digo que me inspiró porque todo comenzó cuando la vi a ella con su hermoso afro, y dije “quiero los míos así; ya no más alisado”.
Al principio tenía muchas dudas y me desanimeé un poco cuando ella me dijo que le había tardado dos años llevarlo así, porque ella se ponía extensiones e hizo la transición.
Hasta que un buen día me puse a buscar información en mi amado Youtube, y encontré blogueras valientes, maravillosas, colaboradoras, dedicadas, pacientes… y si sigo, no acabo hoy. Les cuento que ella han sido mi mayor apoyo, luego les siguen mi familia, mi cuñada Wanda, amiga@s y demás.
Al día de hoy soy una mujer libre del alisado. Me siento auténtica porque ésta en realidad soy yo, que sabe manejarse su pelo sin ningún problema desde hace casi ocho meses y con dos meses del Gran Corte (algo que nunca me creí capaz de hacer, un gran corte, y fue lo mejor que pude hacer porque lidiar con dos texturas es horroroso).
Soy feliz con lo que la naturaleza me dio. Me siento realizada con esta decisión porque es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. En pocas palabras, ¡es lo mejor del mundo mundial ser natural! Ahora me puedo mojar mi pelo a la hora que quiera, el día que quiera, y no tengo miedo de que se me pudra el pelo. Puede llover y ya eso me da igual, bañarme en la piscina o playa sin ningún miedo… en fin, ¡estoy súper feliz con ser natural!
Espero que les haya gustado mi historia y que les sirva de inspiración a las demás chicas que todavía no se atreven a dar el gran paso, porque créanme que todas podemos. Solo es cuestión de actitud, paciencia y amor a tu pelo.
Besos a todos desde la isla de Menorca, España.
Esta es la historia de Kirsy. Una historia que habla de liberación y de reencuentro con una misma. Si, al igual que ya han hecho el resto de chicas que han participado en la sección, queréis compartir el relato de vuestro cabello, enviadme un e-mail a flor@negraflor.com con el título Historias de las lectoras con vuestra historia y algunas fotos. Yo transcribiré la historia y prepararé una composición con las fotografías que después compartiré en el álbum de fotos y en el tablero de Pinterest de Historias de las Lectoras.
Y ahora os animo a que le dejéis algún comentario a Kirsy para hacerle saber qué os ha parecido su relato, y también os agradeceré que compartáis su historia en vuestra comunidad virtual.