Un jueves más, y la sección Historias de las lectoras sigue sobreviviendo gracias a vosotras, que seguís enviándome vuestros relatos. Muchísimas gracias por mantener esta sección, chicas; para mí es muy importante.
Hoy quiero que conozcáis a Lorena -¡la tercera Lorena que comparte su historia!-; la conocí personalmente el año pasado, en el evento Primavera Rizada organizado por Tris. Lorena apareció con su cabello alisado (empezaba su transición), sus gafas de montura negra y un moño alto. Guapísima. Os dejo su relato, contado por ella misma.
Comparto mi historia luego de convencerme de que quizás podía servir de motivación a aquellas chicas que aún dudan en iniciar este maravilloso proceso de reencuentro de identidad.
Me desrizaron a los 15 ó 15 años, más o menos. Fue porque yo quise, porque insistí, porque era algo de “chica grande”, y porque quería ser “linda” como las que llevaban el pelo liso.
Mi aventura hacia lo natural comenzó sin darme cuenta cuando estaba en Santo Domingo. Fue por un regalo por parte de mis cuñados (españoles): una plancha de pelo GHD. Era agosto del 2010… recuerdo que me había desrizado una semana antes de ellos llegar al país. Ustedes saben, había que aplacar los moños pa’ parecer guapa a la familia de mi novio. Desde que recibí la plancha no volví a desrizarme.
Con mi plancha “alisaba” y controlaba mi pelo. Eso no significaba que hubiera aceptado mi identidad. Seguía en lo mismo, solo que cambié una cadena por otra: pasé del yugo del desrizado al de la plancha que, aunque era menos invasiva, igual no me dejaba que mi rizo se luciera.
En 2011 me trasladé a España, y luego de un año con la misma pelea de la plancha y la insistencia de mis cuñadas de que luciera mi pelo rizo, comencé a contemplar la posiblidad de llevar mi pelo liso, ya que todos acá en España se extrañaban de que no luciera mi pelo rizado, algo que las chicas españolas valoran y aprecian tanto.
Así que en verano de 2012 inicié la transición. El paso para cortarme la parte procesada lo di luego de ir a la Primavera Rizada que se celebró en mayo de 2012, y ya en junio fui a la peluquería y me corté hasta donde llegaba mi pelo rizo, excepto las pupntas de delante.
Mi Gran Corte definitivo fue este año, el 20 de febrero. Me quitaron todo el destrizado. Me quedó el pelo corto, y confieso que, aunque me reía y sentía estar muy contenta, tenía miedo… y para colmo ¡en el ojo me salió un orzuelo! Así que ya os imagináis: entre el nuevo look al que tenía que acostumbrarme; el rizo que, como me apliqué un tinte, no estaba tan definido como debía estar, y mi ojo chueco, me veía y sentía ¡HORROROSA! No fue sino semanas después, con el ojo sano y rizo definido, que comencé a decirme frente al espejo “AMO MI PELO“.
Acá en España el apoyo ha sido al 100%. En mi país, República Dominicana, he recibido apoyo de algunos amigos y amigas, pero también he recibido algún comentario chocante en Facebook diciendo “No me gusta ese afro”. Pero a mí, a estas alturas, me da igual. A mí si me gusta. Cada día más. Me encanta, adoro mis rizos. Me gusta jugar con ellos, y que me miren por ellos.
Sé que me falta mucho por aprender, y que aún queda mucho por hacer en mi entorno y en la sociedad en general para que el pelo rizo, natural, como se diga, deje de ser una novedad y pase a ser algo común, como lo fue una vez el pelo desrizado -qué ironía-.
Aprovecho para agradecer a mis cuñadas -aunque quizás no lo leerán- Minerva y Neus; gracias porque sin ellas, su motivación y apoyo, no me hubiera decidido.
Gracias a Yuliana, mi amiga, porque juntas nos hemos sontenido y apoyado en este reto.
Y gracias muy especialmente a todas las Afro-blogirls porque me han inspirado, orientado, asesorado… y confirmado que sí es posible llevar el pelo natural y ser igualmente, o mejor dicho, más bella que con el pelo desrizado. ¡Gracias!
Esta es la historia de Lorena, una nueva historia de superación personal, de reencuentro con el bienestar y de autoaceptación.
Si tú, igual que Lorena y que el resto de chicas que ya han participado en la sección Historia de las lectoras, quieres compartir tu experiencia, envíame tu historia por mail con las fotos que prefieras; yo haré una composición y la publicaré también en el álbum de fotos de historias de las lectoras y en el tablero de Pinterest.
¿Qué te parece el relato de Lorena? ¿Qué tal si se lo haces saber dejando un comentario? ¿Y qué tal si compartes el post en tus redes y se lo enseñas a tus contactos diciéndoles “mira qué historia de superación tan bonita”?