Resulta que allá por el año 1613 en el pueblo sevillano a orillas del Guadalquivir, Coria del Rio, una expedición japonesa dirigida por el samurái Hasekura Tsunenaga viajó desde la ciudad de Sendai en Japón con el fin de visitar al Papa y así obtener apoyo político y religioso para los japoneses convertidos al cristianismo. Así es como tras una parada en México, hicieron una última escala en Coria del Rio. Lo que no se imaginaban es que su paso por allí iba provocar una huella que ha llegado hasta nuestros días, y es que durante mucho tiempo generaciones de andaluces han mantenido el apellido Japón de sus antepasados.
Tras ser recibido por las autoridades del lugar, Hasekura partió a Sevilla donde también fue recibido por Felipe II. Sin embargo, debido a las persecuciones contra los cristianos y el cierre de las fronteras japonesas, algunos de los japoneses que acompañaron a Hasekura en la expedición, decidieron quedarse en Sevilla con el fin de profesar libremente su religión.
De tal manera que a partir de aquel momento los japoneses se fueron casando con corianas y ante la imposibilidad de pronunciar sus apellidos originarios, decidieron atajar el problema sustituyéndolos por Japón.
A pesar de lo curioso de la historia, los japoneses no tuvieron constancia de este hecho hasta 1989, año en el que debido a la conmemoración de la ciudad de Sendai se investigó acerca de los orígenes de la ciudad. Fue así como la ciudad japonesa y Coria del Río comenzaron a establecer relación hasta que lo formalizaron en 1991 con un hermanamiento. Desde entonces, una estatua del samurái Hasekura adorna el parque Carlos de Mesa de la localidad sevillana, junto al río Guadalquivir.
En 2013 se celebró el 400 aniversario de relación con Japón y se pusieron en marcha diversas actividades con el fin de impulsar el entendimiento mutuo entre ambos países, entre ellas la visita del Principe Heredero de Japón Naruhito a Coria de Río.
Fuentes del artículo y de la foto: Ayuntamiento Coria del Río, ABC, Embajada de Japón en España.