(Juan Jesús de Cózar).- Se llamaba Edith Macefield y nació en Oregon en 1921. Todavía muy joven aprendió francés y alemán y se trasladó a Inglaterra. Contaba de sí misma que había sido espía británica en Alemania, que había escapado del campo de concentración de Dachau y que aprendió a tocar el clarinete gracias a su primo, el legendario músico de jazz Benny Goodman.
Al acabar la Segunda Guerra Mundial permaneció en Inglaterra atendiendo a huérfanos de guerra. Se hizo experta en ópera, y fan de Sinatra y de la Garbo. Su vida seguía siendo divertida y alocada, hasta que en 1965 su madre enfermó gravemente y ella regresó a los Estados Unidos para atenderla. Su madre vivía en una casa de Seattle, y allí murió, pocos años después. Para conservar su recuerdo, ella decidió echar raíces y quedarse allí. Para siempre.
Pensando en su madre, en 1994 escribió y editó con pseudónimo una novela de 1.138 páginas, titulada Where Yesterday Began. En su introducción se podía leer: “Esta historia es para todos aquellos que alguna vez han amado verdaderamente, profundamente, irrevocablemente, incluso en medio de un desastre. Para algunos, el amor simplemente muere y cada uno sigue su camino. Pero para unos pocos, el amor es tan duradero como el tiempo, a pesar de las imposibilidades, la separación, la segura soledad”.
Y aquí empieza nuestra historia...
Cuando Barry le preguntó por qué no quería vender su casa, a pesar de que le ofrecían un millón de dólares y una vivienda en otro barrio de Seattle, Edith le contestó: “Yo no quiero mudarme. No necesito el dinero. El dinero no significa nada para mí. Esta es mi casa. Mi madre murió aquí, en este mismo sofá. Regresé a Estados Unidos desde Inglaterra para cuidar de ella. Me hizo prometer que la iba a dejar morir en casa y no en una residencia. Cumplí mi promesa y es aquí donde quiero morir, en mi propia casa, en este sofá”.
¿Y qué pasó con la casa? Pues que la heredó Barry y que, en lugar de ofrecerla a sus antiguos jefes, decidió mantener la memoria de su valiente amiga y venderla a una persona que se comprometiera a conservarla como Edith la dejó. Así lo hizo, y aquí puedes ver una fotografía con los globos de “Up” junto a un fotograma del filme. Abajo tenéis también el trailer.
Es una bella historia, ¿no os parece?