Con esta nueva entrega, la cuarta de la serie, muchas eran las voces de excepticismo que apuntaban a que se trataría más de una refrito del motor y los contenidos de la tercera, añadidos en el contenido y algunos remozados técnicos. Nada más lejos de la realidad, los de Redmon nos vuelven a sorprender con un simulador maduro, detallista, completo y sobretodo muy divertido.
Lo primero que llama la atención cuando nos ponemos a los mandos de Forza es el cuidado apartado gráfico del que hace gala. Si creíamos que su anterior entrega había llegado al techo gráfico en cuanto a lo que a modelados se refiere, estábamos muy equivocados. Difícilmente podremos encontrar imágenes de una belleza superior a las de los detalladísimos vehículos que se pasearán ante nuestros ojos con sus mejores galas poligonales para goce y disfrute de todo aficionado al motor. Este grado de detalle se suma a los circuitos, así como a los interiores de los coches para las perspectivas internas, lo que acaba configurando un todo gráfico digno de mención. Posiblemente el mejor apartado en este sentido que podamos encontrar en cualquier juego de conducción, y con total seguridad dentro del catalogo de Xbox 360.
Pero por muy atractivo que sea un apartado gráfico, bien es sabido que una vez estamos inmersos en un juego, este aspecto pierde determinación si las posibilidades del mismo no están a la altura. Lo cierto es que tampoco hay de qué preocuparse en este sentido, pues Forza Motorsport 4 es un auténtico monstruo de la conducción en la mayoría de los aspectos. Dentro de un compendio inmenso de posibilidades jugables destaca el modo de competición, en el que seremos testigos de nuestro propio auge dentro del mundo de las carreras deportivas a través de una ingente cantidad de pruebas, campeonatos y vehículos a los que optar. Lo más interesante sin duda del planteamiento de Forza 4, es que en ningún momento su amplísimo abanico de posibilidades llega a abrumarnos, si no que está basado en un sistema de desarrollo del propio jugador como piloto que nos lleva de la mano cuidadosamente de manera que podamos disfrutarlo y afrontarlo en toda su profundidad. No quiero decir con ello que no suponga un reto el llegar a superar todas las propuestas que el simulador ofrece, sino más bien que se hace muy ameno seguir la progresión lógica de ser un amateur de la competición, a disputarse el oro en los campeonatos más reputados.
Para ello, el juego va limitando en cierto modo las opciones a las que somos capaces de acceder, abriendonos nuevas vías competitivas conforme avanzamos en nuestra experiencia de conducción, adquirimos nuevos vehículos o mejoramos los antiguos hasta hacerlos competitivos en carreras de más categoría, o simplemente tenemos el dinero suficiente para poder inscribirnos en la alta competición sin que la derrota suponga nuestra ruina.
Esta progresión es contínua, casi imperceptible, y capaz de mantenernos pegados al mando (o al sensor), durante innumerables horas. Para ello se basa en un sistema de puntuación para con las distintas marcas con las que nos competiremos, que permite que a medida que adquirimos experiencia como conductores con sus vehículos, se abran nuevas opciones de compra y preparación de los mismos. Ésta última es una opción clave, que gustará a aquellos de por sí poco proclives al mundo del taller, pero que acabará encandilando a todo aquél aficionado loco del motor. A través de un simple pero profundo sistema de personalización, el usuario puede, desde dejarse llevar por el propio juego como tutor en las mejoras simples de vehículo, hasta personalizar todos y cada uno de sus componentes para crear autenticas bestias sobre ruedas, o incluso obras de arte andantes que pueden ser colocadas a la venta en bazares online. Las posibilidades son muchas, y de las buenas. De este modo podemos llegar a conseguir que coches de gama baja acaben midiendo fuerzas con auténticas máquinas de categoría muy superior, hecho que aunque en el mayor de los casos no resulta producente por las dificultades en la conducción de los vehículos mejorados hasta sus límites, no deja de expandir las posibilidades del título.
Otro de los puntos fuertes es el acuerdo llevado a cabo para esta entrega entre Turn 10, y el canal británico de automovilismo Top Gear, que supone una inyección total de profesionalidad en el título a través de las magníficas narraciones de los comentaritsas, los geniales tutoriales y vídeos de demostración o los retos de conducción extraídos directamente de la realidad. Muchos de ellos los encontraremos dentro del modo online, que para la ocasión se ha vestido de gala ofreciéndonos competiciones con hasta 16 jugadores simultáneos (por los doce de la tercera entrega). A ésto se une la posibilidad de subir vídeos a la comunidad, el bazar para la compra y venta de coches para aquellos a los que les entusiasme el tuneo, y un divertidísimo modo denominado "Rivales", que permite ir superando las mejores marcas de nuestros conocidos o amigos en el Live!, de manera que éstos reciben una notificación instantánea de haber sido batidos, y que fomenta el instinto de competidor nato de todo jugón.
A este compendio basado en la calidad general de todas sus facetas, hemos de sumar el genial aspecto sonoro, con una magnífica recreación de todos los sonidos de los motores y las carreras, y una banda sonora rockera que se convierte en nuestro fiel copiloto durante las muchas carreras que llevaremos a cabo.
Podríamos decir por lo visto hasta ahora que Forza es continuísta con las opciones propuestas por sus anteriores iteraciones. Lo cierto es que sí, pero siendo una continuación en toda regla consigue cumplir con el cometido típico del "más y mejor", implementando además algunas ideas nuevas, sobretodo con respecto a Kinect, siendo uno de los juegos que han sabido sacar un partido más realista y funcional del denostado periférico. ¿Cómo? Gracias a la posibilidad de controlar la cámara desde la vista interior con el movimiento de nuestra cabeza, algo que se implementa con una lógica aplastante y que supone una mejora jugable visible. En definitiva, por lo redondo de todos sus apartados, por no contentarse con ser una simple continuación, sino intentar ofrecer experiencias más allá de las propuestar por su antecesor a pesar del relativamente corto período de desarrollo, no puedo más que levantarme y aplaudir al equipo de Turn 10 por superarse a sí mismos y traernos de nuevo al mejor aspirante en conducción en Xbox 360. Si es o no el mejor juego de conducción que existe, reponde a una opinión más personal, pero independientemente de ello, es una experiencia que debe disfrutarse, sobretodo si eres un aficionado al volante.
NOTA FINAL:
9/10