La virtud de este editorial no está en que de la razón a los independentistas, que no lo hace. De hecho intenta afrontar el problema desde el utilitarismo político y pensando en un resultado óptimo para todas las partes. La virtud radica en que plantea una hoja de ruta que es compatible con la legalidad española, razonable y que Mariano Rajoy podría afrontar y que tiene efectos inmediatos: paralizar el proceso catalán y reconducirlo a una fase más tranquila y de diálogo, ofrecer una salida legal a las aspiraciones legítimas de gran parte de los catalanes y afrontar el problema autonómico español que perjudica a todos los ciudadanos del estado.
Cuando a veces hay quien se queja de que no hay “terceras vías” ni nadie que la defienda, esta es una posición que ocupa ese espacio y que los independentistas estaríamos dispuestos a aceptar.
En serio, leedlo, y en inglés original.