La homosexualidad y la pederastia

Publicado el 13 abril 2010 por Rgalmazan @RGAlmazan

Ya saben ustedes la nueva teoría. La SICAR (Santa Iglesia Católica Apostólica Romana) y en su nombre uno de sus principales sicarios, el cardenal Tarsicio Bertone, ha manifestado que no hay relación entre celibato y pederastia, pero sí que está demostrada la relación entre homosexualidad y pederastia. Este ínclito personaje es el número dos del Vaticano, su secretario de Estado. 

Hay que ver con que facilidad despachan sus asuntos turbios desde la Iglesia. Ya saben ustedes la doctrina de la SICAR:

a)  El celibato está bendecido por la Iglesia, por lo tanto no puede ser causa de nada malo. ¡Faltaría más! Dogma de fe.

b) La pederastia es un pecado (no un delito), a veces surge de la provocación y anida en la debilidad humana.

c) La homosexualidad es una plaga que asola a la humanidad, así es que el virus que la provoca ha atacado a sacerdotes haciendo que sus cuerpos débiles hayan enfermado.

Moraleja: Cuidado con los homosexuales, que como “está demostrado”, son un peligro público. En primer lugar por serlo, y en segundo lugar porque “lo dicen muchos científicos”.

¡Hala! y se queda tan pancho. Y es que no hay nada como creer. No hay que dar explicaciones. Es palabra de Dios y no se admite la mínima duda. Eso sí, cuando tenemos que apoyarnos en un argumento serio, citamos a los científicos, aunque no sea verdad, y demonizamos a los homosexuales, “enfermos execrables y abominables” nacidos de una plaga de Egipto.

No puedo hablar de sorpresas, hace tiempo que la cúspide de la Iglesia no me sorprende en absoluto. Puede hacer o decir cualquier cosa, sin pruebas, y seguir como si nada pasara. Ellos tienen su bula y los demás que arreen.

Es difícil pensar que, todavía después de esto, haya homosexuales que sigan los dictados de la Iglesia, después de haberles llamado pederastas. Pero en fin, ya se sabe, los caminos del Señor son inescrutables. Y no se preocupen que ya llegará la técnica Galileo, o sea pedirán perdón a los homosexuales, eso sí, dentro de quinientos años.

La homofobia es uno de los grandes males de este mundo, lleno de aborrecibles “calamitas”, “polainos” y “bertones”. Eso sí, siempre juegan con ventaja. Cuentan con que lavan sus canallas conciencias sin pudor, con el gel de la confesión. Y a vivir que son dos días.

Salud y República