Ibón Martín, el autor de la literatura «euskandinava», ha vuelto con un nuevo caso para la Unidad de Homicidios de Impacto. La suboficial Ane Cestero se traslada en esta ocasión a la ciudad fronteriza de Hondarribia a propósito de la celebración del Alarde. Lo que no sabe es que además de la tensión que hay ya en el ambiente, todo se volverá un caos cuando asesinan a una mujer en el desfile, delante de todo el pueblo.
«—Todo esto comienza en 1638 —explica su compañero—. Hondarribia estaba cercada por la tropas francesas y los vecinos se reunieron en la parroquia. Juraron a la Virgen de Guadalupe que si los libraba del asedio se lo agradecerían anualmente yendo en procesión a su santuario… Y así fue. El siete de septiembre de ese año los franceses se retiraron y los hondarribitarras han cumplido su voto año tras año. Los roles en ese desfile, que es lo que conocemos como el Alarde, están claros: las mujeres son cantineras y los hombres, soldados. Hasta que hace casi treinta años un grupo de chicas decidió que querían tomar parte en igualdad de condiciones. Fundaron su propia compañía y trataron de sumarse a la fiesta. Se encontraron con la oposición del resto. Ni siquiera el Ayuntamiento las apoyó».
Ahora a la compañía Jaizkibel se le permite realizar el mismo recorrido, pero debe hacerlo una hora antes que las demás compañías tradicionales. En el año 2018 especialmente durante el desfile del Alarde mixto se vivieron momentos de mucha tensión por parte de un grupo de defensores del Alarde tradicional que trataron de boicotearlo.
Aunque la novela se sitúa en el año 2019, Ibón Martín aprovecha ese escenario de tensión para iniciar su historia. El asesinato de una mujer mientras desfilaba con su compañía desborda la tensión desde el primer momento, desde el primer capítulo. Cestero sabe que un asesino que es capaz de asesinar delante de todo pueblo está dispuesto a todo. De hecho, todo puede suceder en La hora de las gaviotas y nada será como esperamos.
Esta segunda entrega de la serie de Ane Cestero que se inició con La danza de los tulipanes sigue manteniendo a sus personajes principales además de a la suboficial protagonista. Julia, Aitor y Madrazo que en esta ocasión vivirá su propia historia en paralelo a la principal. Ibón Martín abre así una vertiente para introducir otro tema discusión social a la novela. Además, aparecerán nuevos personajes alrededor de Cestero que deberá rendir cuentas ante otro superior en ausencia de Madrazo, y que le impondrá un nuevo agente para la UHI que no será del gusto de ninguno de los integrantes.
Aunque es una nueva entrega de la serie puede leerse de manera independiente. Las alusiones a las tramas de la primera novela están expuestas de manera que el lector pueda comprenderlas y, en ningún caso, entorpece la comprensión y desarrollo de la trama principal.
La hora de las gaviotas es una novela completamente rocambolesca que sin duda sorprenderá al lector y lo mantendrá en vilo, y despistado, hasta el final. Las cosas no son como parecen.
Ibón Martín (Donostia, 1976) ha escrito una historia más redonda que la anterior, más sorprendente. Es contundente, creíble. Ninguna actuación o giro argumental da lugar a dudas o inverosimilitudes. Podría decirse que es incluso más arriesgada, la denuncia social está más presente que la anterior. Parte de un escenario de por sí polémico y, aunque a simple vista pueda parecer que saca las vergüenzas de un pueblo no es así. Si bien es un tema controvertido, no se posiciona ni hace una crítica directa. En cambio, sí hace un llamamiento que invita a reflexionar.
El método de trabajo de Ibón Martín está basado en elegir primeramente el enclave, el lugar donde desarrollar la historia. Si bien el lugar elegido era Hondarribia, el día calve tenía que ser el Alarde.
Es la primera vez que se sitúa en un territorio fronterizo. La bahía de Txingudi que une Hondarribia y Hendaya, es un enclave muy particular donde se difuminan las fronteras y todo termina siendo un mismo lugar. Este particular carácter hace que la historia de La hora de las gaviotas sea única para este enclave.
Ibón Martín y su literatura «euskandinava»
El entorno en las novelas de Ibón Martín toma un papel absolutamente relevante, tanto que podría decirse, y sobre todo en La hora de las gaviotas, que es como un personaje más. No solo porque, como decía, elige primero el lugar y después la historia que encaja en ese paisaje; sino porque es algo que se remonta a sus principios como escritor.
Sus primeros libros fueron guías de viaje. Es socio fundador de la editorial donostiarra Travel Bug con la que publicó una primera guía dedicada al InterRaíl, a la que siguieron guías de excursionismo por el País Vasco. Rutas que él mismo recorría como aficionado.
El salto a la ficción llegó con la idea de ambientar una novela histórica en uno de esos parajes que recogía en las guías, y así nació El valle sin nombre. Tras ella, su gusto por la novela nórdica le despertó las ganas de escribirla. Las similitudes entre el paisaje escandinavo y el País Vasco, así como el interés por abordar temas de interés de social, dieron como el resultado lo que él mismo hace llamar literatura «euskandinava».
La hora de las gaviotas es un thriller «euskandinavo» que se localiza en Hondarribia, en un enclave fronterizo, y que aborda problemáticas cotidianas como el tema de la violencia de género y, aunque en un plano secundario, los años de plomo del País Vasco.
Es muy difícil poner peros a esta novela que te atrapa y sorprende de la primera a la última página. LA HORA DE LAS GAVIOTASIbón MartínPlaza & Janés, 202464 Págs.