Sánchez, que demuestra día tras día que lo único que le interesa es conservar el poder como sea, ha utilizado como excusa el espionaje a los móviles del presidente y la ministra de Defensa para justificar una decisión que convulsiona los servicios de Inteligencia en un momento crítico por la cumbre de la OTAN. Lo curioso es que el responsable de la seguridad de las comunicaciones del gobierno, que es el ministro Bolaños, no ha sido responsabilizado, como sería lógico.
Los expertos y algunos altos responsables de la seguridad del Estado pensaban que Pedro Sánchez no se iba a atrever a destituir a la directora del CNI hasta pasada la cumbre de la OTAN, los próximos días 29 y 30 de junio, en la que España se juega su imagen exterior. Sin embargo, el presidente del Gobierno no ha resistido la presión del independentismo y ayer mismo ha entregado la cabeza de la máxima responsable del Centro Nacional de Inteligencia a una chusma independentista y llena de odio a España que sólo mantiene a Sánchez en el poder porque el presidente les está haciendo el trabajo sucio de demoler el Estado y debilitar a España.
Los que han sido premiados con la cabeza de Paz Esteban son los mismos que dieron un golpe de Estado en 2017 para separarse de España y negociaron con Putin el envío a Cataluña de 10.000 soldados rusos, cuya misión habría sido defender la independencia de Cataluña matando soldados españoles.
Millones de españoles, ente los que destacan funcionarios horrorizados, expertos y personas demócratas y decentes, ante el balance que arroja el gobierno de Sánchez, lleno de mentiras, engaños, traiciones y degeneración de casi todos los sectores y actuaciones del poder, sienten una mezcla indescriptible de sorpresa, vergüenza, horror y lástima ante el sufrimiento de España y ante la pasividad de las grandes instituciones que, según la Constitución, tienen el deber de defender la nación y permanecen en silencio ante el abuso sanchista y la demolición de España como nación libre.
El envilecimiento del gobierno de Sánchez no es sólo un terrible drama para España, sino que lo es también para Europa y el mundo occidental que se alinea con la democracia y las libertades.
El sanchismo no es democrático porque desprecia y abomina de todos los valores y mecanismos de la democracia: verdad, transparencia, justicia, limpieza, seguridad jurídica, respeto al pueblo, separación e independencia de los poderes básicos del Estados, defensa de la nación, respeto al bien común y controles efectivos al ejercicio del poder.
Sin la menor duda, la permanencia de un tipejo sin valores, principios, honor y decencia, como Sánchez, en el poder daña los intereses no sólo de España sino de todo el bloque occidental.
Francisco Rubiales