4 de enero del 2005. Arranco este blog completamente desnudo de contenidos y con el vacío absoluto de audiencia. Me escribo a mí mismo por una necesidad imperiosa de contar cosas, de aprender de la blogosfera y de aportar mi grano de arena a este desierto de palabras. Lo llamo La Huella Digital porque quiero seguir la apasionante huella del ciberespacio, de la actualidad y de su reina madre, el periodismo, tan prostituido en estos tiempos. No sé dónde me meto, pero tengo claro que me hace falta y me apasiona empezar desde cero. Prometo ser conciso, ser claro como el agua, ser perseverante y hacer un zum a lo que, en mi opinión, realmente se mueve. Si fallo sólo lo sabré yo. Al menos, por ahora.
Puse en marcha esta bitácora cuando no existía ni Facebook, ni Twitter, ni YouTube, etc. Cuando en la plataforma Blogger no se podían incrustar imágenes, en una etapa prehistórica de Internet que fue fabulosa y muy ilusionante. Sin duda el tiempo vuela y le debo mucho a La Huella Digital, que me dio la primera gran sorpresa en el 2006. Diez años después, las cosas interneteras han evolucionado mucho. La gente bloguea y se relaciona desde las redes sociales, uno de los epicentros comunicativos y mediáticos. La Huella Digital sigue adelante, con los mismos principios e inquietudes y con lo que me quede de perseverancia. Espero escribir un post para conmemorar su 20 cumpleaños. Porque lo merece y porque de vez en cuando me apetece teclear por aquí. Saludos a todos los que me apoyaron tantas veces y a esa inmensa mayoría que lee pero no comenta. Gracias de corazón.
Arranca el Año XI…
Blogosfera, La Huella Digital, Me gusta