La Huella Ecológica

Publicado el 20 noviembre 2015 por Acercaciencia @acercaciencia

Los seres humanos necesitamos de la Naturaleza para subsistir. Necesitamos del aire, el agua, los suelos y diversos recursos naturales que obtenemos de los seres vivos y fuentes inertes. Ahora bien, estos recursos… ¿son finitos? ¿Hay para todos? ¿Cómo podemos saber cuánto estamos utilizando? ¿Cuánto necesitaremos en un futuro? Preguntas complicadas con respuestas inciertas que dependen pura y exclusivamente de nuestras decisiones. No obstante, para las dos últimas preguntas podemos especular teniendo en cuenta ciertos indicadores de sostenibilidad*, como por ejemplo la “huella ecológica”.

Créditos foto: hakan_karlsson

Indicadores de sostenibilidad

En 1990 Mathis Wackernagel y William Rees desarrollaron el concepto de ‘Huella Ecológica’, definiéndola como “el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos generados por una población determinada, con un nivel de vida específico de forma indefinida y en cualquier área”. Es un indicador de tendencia que integra el conjunto de impactos que ejerce una comunidad humana (cuidad, región, país) sobre su entorno.

La metodología del cálculo de la huella ecológica es compleja y puede ser calculada por individuos, grupos de personas (como una nación, por ejemplo) y para actividades (como la fabricación de un producto). Puedes consultar los detalles de la metodología siguiendo este enlace.

Hay que destacar que el cálculo de la huella ecológica no es capaz por sí solo de indicar la sostenibilidad de la región de estudio. Es necesario compararlo con el valor de la “biocapacidad” del territorio, que es la superficie biológicamente productiva disponible (cultivos, mar, bosques). Por otra parte, hay que tener en cuenta que la biocapacidad no solo depende de las condiciones naturales del territorio, sino que además depende de las prácticas agrícolas y forestales que se den en la región de estudio en cuestión.

Entonces, ¿cómo saber si la población de un país o región dispone de déficit o excedentes ecológicos? Pues para esto se puede calcular el “déficit ecológico”, que es la diferencia entre la huella ecológica (demanda de recursos) y la biocapacidad (disponibilidad de recursos). Si la huella ecológica supera a la biocapacidad, estaremos en una situación de déficit ecológico.

En el informe Planeta Vivo del año 2014 se muestra que entre 1961 y 2010, la huella ecológica (línea violeta) global aumentó más rápido que la biocapacidad global (línea verde), lo que demuestra que el aumento en la productividad de la Tierra no ha sido suficiente para compensar las demandas de la creciente población mundial (línea negra).

Huella ecológica global desde 1961 a 2010. Adaptado del informe Planeta Vivo del año 2014.

En la página web de Footprintnetwork puedes consultar un mapa interactivo sobre el la huella ecológica per cápita (datos del 2011), que está determinado por los bienes y servicios usados por una persona promedio en ese país, y la eficiencia con la que los recursos –incluyendo los combustibles fósiles– se usan para proveer estos bienes y servicios.

Mapa de huella ecológica per cápita y por pais. Tomado de footprintnetwork.org

Estimando los recursos que hay en nuestro plantea y la cantidad de habitantes que somos, nuestra huella ecológica per cápita y por país debería ser de 1,7 hectáreas globales (ojo, estos cálculos son del 2011). Si te fijas en el mapa (o también puedes consultar el listado de países -debajo del mapa-) solo 55 países de los 144 evaluados están por debajo de este valor, lo que significa el resto superan el valor de huella ecológica mencionado (1,7 hectáreas globales). Esto tiene consecuencias… Para que se entienda hago referencia a lo que dice el informe “si tuviéramos el estilo de vida de un residente típico de los Estados Unidos, necesitaríamos 3,9 planetas” para sostener ese ritmo de vida. Suena mal, ¿no?

¿Podemos hacer algo?

Claramente sí. Durante nuestra vida cotidiana, las elecciones que hacemos a diario, nuestro estilo de vida, impacta directamente sobre el Planeta. Entonces, ¿qué podemos hacer? Algunos de los gestos que podemos incorporar a nuestro día a día son:
-Consumir menos
-Evitar consumir los productos de un solo uso y super-envasados
-Reducir, reutilizar y reciclar
-Ahorrar energía y recursos
-Optar por electrodomésticos de bajo consumo
-Usar el transporte público y, si los trayectos son cortos, usar la bici o caminar

Si quieres profundizar, puedes revisar esta guía del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España. Es un manual didáctico sobre pequeños gestos para reducir nuestra huella.

Si bien nuestras acciones son determinantes para el futuro de nuestro Planeta, para disminuir la huella ecológica global es necesario implementar políticas globales más serias. Ya vamos tarde, todavía no entiendo qué es lo que estamos esperando.

Bibliografía y fuentes consultadas

-Bernardo Reyes, « Mathis Wackernagel y William Rees, Nuestra huella ecológica: Reduciendo
el impacto humano sobre la Tierra, IEP/Lom Ediciones, Santiago 2001, 207 p. », Polis [En
línea], 4 | 2003, Publicado el 20 octubre 2012, consultado el 25 septiembre 2015.

-Living Planet Report 2014 Global Footprint Network, WWF, Zoological Society of London.

Web Footprintnetwork

Web Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España.

* Cuando hablamos de sostenibilidad podemos referirnos a la definición de desarrollo sostenible: “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (CMMAD, 1987. Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo).

por Emma O’Brien

Bióloga comprometida con la educación y divulgación de las Ciencias.
@emma_obrien_e

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