“Toda huida tiene dos versiones”
Anónimo
VERSIÓN 1.
Sin ser maestro en el arte del escapismo, conozco muchas formas de huir. Tanto por mis intentos de desaparecer, como los que he visto en otras muchas personas:
Se puede huir de las responsabilidades porque hay quien no soporta asumirlas.
Se puede huir de un recuerdo, porque hay hechos pasados que duelen como si la herida se estuviese abriendo de nuevo.
Se puede huir de un sentimiento, porque se quiere negar, se debe ocultar o no es correspondido.
Se puede huir de los maltratos, porque nuestra capacidad de sufrimiento no es infinita.
Se puede huir del amor, porque no se está preparado para darlo o recibirlo en estado puro.
Se puede huir de la soledad, porque el miedo a morir solos es insoportable.
Se puede huir de un lugar, porque hay sitios a los que preferiríamos no volver nunca.
Se puede huir de los problemas, aunque nos persigan si no los solucionamos.
Se puede huir de otras personas, porque hay de quienes debemos alejarnos nosotros mismos porque ellos nunca lo harán.
Se puede huir de la felicidad, porque hay personas que desgraciadamente no saben serlo.
Se puede huir del miedo, porque a todos los gustaría ser valientes.
Se puede huir del alcohol, las drogas y toda forma de placer artificial, porque las adicciones han destrozado demasiadas vidas.
Se puede huir de la persona que más te quiere, porque el destino ha querido que nunca podáis estar juntos.
Se puede huir del sexo, porque si no es con la persona amada mejor no jugamos.
Se puede huir del rechazo social, porque las inseguridades nos impiden ser nosotros mismos.
Se puede huir de quienes te utilizan para lograr sus objetivos, porque no hay nada más justo que dejarles solos.
Se puede huir de la falsedad, porque a todos nos gusta lo auténtico.
Se puede huir de quien te engaña, porque las redes tejidas para atraparte parecen indestructibles, pero no lo son.
Se puede huir para no querer, porque seguimos creyendo que hay amores imposibles.
También se puede huir hacia dentro, te lo garantizo. Para hacerlo hay que engañarse, lo cual no es fácil porque la distancia necesaria para alejarte la recorres por dentro. Una vez completada la huida y definitivamente encerrado en ti mismo, es difícil que los demás te perciban: desapareces ante sus ojos.
También se puede elegir no huir, aunque la mayoría prefiera tener lejos todo aquello que le hace sufrir o que requiere esforzarse.
Creo que a estas alturas de mi vida huyo fundamentalmente de las personas que hacen todo lo contrario de lo que dicen que sienten, porque son quienes me duelen de verdad.
VERSIÓN 2.
Eres leyenda antigua
Soy momento presente
Eres caricia cercana
Soy lejanía que duele
Eres vida tras la muerte
soy palabras que sienten
Eres la sonrisa que besa
soy sincera tristeza
Eres verano en otoño
soy una estación desolada
Eres recuerdo que brilla
soy tiniebla que esconde
Eres música en mis oídos
soy silencio que duele
Eres cadencia en mis manos
soy caricia que piensa
Eres un mundo por descubrir
soy un explorador perdido
Eres sueño que vive
soy una sombra sin sueños
Eres risa traviesa que mira
soy palabras que observan
Eres pasión para el alma
soy un poema sin rima
Eres la mujer de mis letras
soy quien huye de ellas
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