UNA ROSA NO NECESITA HABLAR, SIMPLEMENTE ESPARCE SU FRAGANCIA, Gandhi
El Sol saldrá a las 5,53h. y se pondrá a las 18h.
La bicicleta es una máquina humilde y llena de lógica. Se trata de un invento que merece estar en los altares de las grandes innovaciones del hombre, ya que resulta agradable, es objeto de deseo y proporciona unas sensaciones envidiables. Problablemente, junto con la máquina de coser (qué gran invento, que hizo olvidar la rueca) es la máquina más universal y que más ha contribuido al desplazamiento de las personas.
Su uso ayuda a la circulación sanguinea y favorece el ritmo cardiaco, a la vez que robustece los músculos mediante el traspaso de una energía potencial a otra cinética. Su eficacia es mayor que la del coche y permite velocidades medias razonables para trasladarse en distancias cortas. Se trata, por encima de todo, de un vehículo práctico del que hacen uso bastantes usuarios en una actitud inteligente de ahorro, deporte o recreo. Para muchos es un símbolo de libertad individual ante un concepto más lógico del transporte.
Hace años disponían de ella quienes no tenían dinero para comprarse un coche o una moto. Se trataba del vehículo de los pobres. En la actualidad las bicis hacen uso de cuidadas tecnologías en cambios, piezas, aerodinámica y precisión mecánica. Su uso necesita de prudencia, habilidad y cadencia de pedaleo, la cual se adquiere con la experiencia. Viajar en ella es disfrutar, pero con los ojos de ver y los oídos de oír bien, atentos a lo que acontece en el camino. Desplazarse sobre ella permite disponer de una óptica total que abarca las tres dimensiones. De este modo, los objetos que capta la mirada adquieren una perspectiva muy distinta a la que se ve desde el coche.
Esta bitácora no se podía olvidar de un vehículo que utilizan 800.000.000 personas en el mundo y que de ser tan usual, pasa desapercibido entre las grandes novedades de la tecnología. Su desarrollo es fruto de algo tan sencillo como las ruedas y la multiplicación de la fuerza gracias a los engranajes y una cadena. Pocos inventos pueden ofrecer tanto con tanta simpleza y a la vez, ser tan eficaces, al tiempo que proporcionan tanto placer. Por último, ¿quién no se acuerda de cuándo aprendió a andar en ella o de su primera bici o de cómo enseñó a manejarla a sus hijos? Son tantos los recuerdos que nos asocian con ella…