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La identidad en el fútbol argentino: un debate para dar

Publicado el 04 abril 2012 por Marianofusco

La identidad en el fútbol argentino: un debate para dar

Está claro, se juega como se vive. El fútbol argentino no puede escaparse de este axioma, presente en cada cancha. La falta de identidad, salvo algunas excepciones, pienso en Vélez, el caso más genuino, es un factor crucial en el espectáculo que se brinda. La concreción de torneos cortos, con urgencias para ayer, imposibilitan cualquier resistencia a construir mínimamente una representación colectiva que pueda verse en el campo de juego. Digo una obviedad, seguramente, lo que temo es que el apremio que hoy viven muchas instituciones, el caso más notorio el de San Lorenzo, hagan invisibilizar este paradigma tan obvio. En la vorágine, en el desenfreno reinante, con rasgos de canibalismo, el miedo más profundo es olvidarnos de esto, y creer en actos mágicos. Magos truchos existen, y de sobra en nuestro fútbol, magos que, mirándolos bien de cerca hacen recordar al de la publicidad con voz de Alejandro Apo. En la receta febril hacen mella, irrumpen, a su juego los han llamado.

El caos de cada fin de semana acciona proporcionalmente a lo que brindan los protagonistas. Hay islas dentro de este contexto, sí, las hay, pero son las menos. Miremos el caso de San Lorenzo – Vélez, los pibes del Fortín dando cátedra ante un equipo estupefacto, sin respuestas mentales. Pibes contenidos, que cuajan en un esquema estructurado, que cada pieza que ingresa se siente importante, no esencial, pequeño detalle. Una cosa es ayudar, otra es andar haciéndose el San Martín cada fecha. Tal vez aquí esté otra clave, la urgencia, la premura que se emana de cada pata, ya sean de los jugadores, técnicos, dirigentes y especialmente, muy especialmente los medios de comunicación, anula cualquier intento de rebeldía, en la desesperación, salvo alguna fortuna coyuntural, nada puede salir bien. Sucede en cualquier vertiente de cualquier sociedad civilizada, una crisis, repito un cliché, perdón, puede ser sinónimo de oportunidad, cómo no, ahora la pregunta es cómo resistir a ciclos de crisis que se sostienen por más de 5, 6 años, que devoran técnicos, jugadores, y de vez en cuando, algún dirigente, muy de vez en cuando.

Y allí me viene a la mente la ausencia de identidad, no me pongo en blanco y negro y pienso que todo tiempo pasado fue mejor, no, no, no es la idea, sino exprimir al máximo algunas realidades que sufren los clubes y no parar de preguntarse por qué llegaron a ese límite, amén de los descalabros económicos, futbolísticos, etc. Quizás la traición de la identidad, abandonarla en pos de la necesidad del resultado, sea un deber, algo que es necesario manifestar. ¿Cómo se puede construir algo positivo sin sentir que pertenecemos, que somos una mercadería de cambio que al primer traspié saldremos eyectados? ¿Cómo alejarse de la regla del éxito fácil, inalcanzable pero con peregrinos ciegos dispuestos a transitar el sendero, sabiendo que es imposible, pero siguiéndolo?

Lo que menos deseamos es hacer filosofía barata, ni subirnos a un atril imaginario a desparramar criterios, dándose de eruditos, no, la verdad que no. De lo dicho no tenemos una respuesta, sólo pensamientos sueltos, que, carcomidos en la naturaleza sangrienta del fútbol argentino parecen desaparecer, pero están y hay que dejarlos pasar.


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