La ideología nacionalista etnocacerista es incompatible con el cristianismo

Por Beatriz
Como dije en el post anterior "Patriotismo, sí, nacionalismo, no".  El nacionalismo divide, excluye, en general es racista y xenófobo.   El Etnocacerismo (o etnonacionalismo peruano) se caracteriza por el nacionalismo etnocéntrico e irredentista que evoca tanto el poderío y la identidad del Imperio inca o Tahuantinsuyo de la época prehispánica así como el nacionalismo de las fuerzas armadas peruanas de la época republicana.   Esta ideología es esbozada por Isaac Humala (padre de Ollanta Humala) -conocido en el pasado por su militancia marxista en el Partido Comunista Peruano y otros grupos de extrema izquierda- que él mismo ha denominado etnocacerismo o etnonacionalismo.
El primer pilar del etnocacerismo es la reivindicación de la "raza cobriza" (indígena americana), que de acuerdo a su opinión, debe volver a gobernar al Perú, algo que no sucede desde la llegada de los españoles en el siglo XVI. Según él, esto no debe interpretarse como racismo, sino como algo razonable y justo:
"La especie humana tiene cuatro razas, de las cuales una está prácticamente apartada, la blanca domina el mundo, la amarilla tiene dos potencias, China y Japón, y la negra pese a no estar tan bien como las dos anteriores al menos domina su continente. En cambio, la cobriza no gobierna en ningún lado. Nosotros pensamos hacer eso, parece algo imposible pero somos utópicos en ese sentido, tenemos esperanza en momentos en que esta ya se ha perdido, eso es lo que nos diferencia."

Los etnocaceristas utilizan términos racistas contra los peruanos que tienen ascendencia europea (española, etc.)  llamándolos "criollos", quitándoles su identidad.
El nacionalismo divide, excluye, y es totalmente incompatible con el catolicismo, porque CATOLICA significa UNIVERSAL porque abraza a todos los hombres y mujeres sin importar raza, nación, o condición social.  Como dijo el apóstol Pablo a los Gálatas (3,28 ) “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús”
Es una verdadera vergüenza esta ideología, como lo fue el nazismo.  No quisiera publicarlo, pero es necesario.  No hablemos de razas o de color de piel o de inteligencia genética.  Hablemos de seres humanos de criaturas de Dios y de ética cristiana.
El autor del siguiente artículo, Raul Eduardo Dávila, dice que Antauro Humala tiene una obsesión patológica por la guerra y el asesinato y se pregunta: "¿De dónde sacará el dinero para esa aventura?"
¿De dónde va a sacar el dinero? Je, empieza con "m" y termina con "a".  No digo que el etnocacerismo es obra de los hijos de la viuda, lo que sostengo es que aprovechan cada tonto útil que aparece en la historia, lo apoyan y financian, porque como dice la expresión popular: "la plata hace bailar al mono".
Ahora, es total y completamente imposible que algún día los etnocaceristas logren concretar sus planes (y si Ollanta Humala es inteligente sabrá distanciarse de ellos) pero que pueden hacer ruido y crear un clima de violencia en una nación que es mayoritariamente católica y contraria al aborto y al matrimonio gay, eso sí.  Reino dividido es más fácil de vencer.
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http://www.noticias.com/el-etnocacerismo-o-nazismo-peruano.34963
El Etnocacerismo o Nazismo Peruano
Raul Eduardo Dávila
Actualizada: 01/01/2005
El movimiento que se alzó en armas en Perú contra Alberto Fujimori y Alejandro Toledo
En la década de los 30's, el gobierno alemán prohibió el uso de los uniformes nazis para tratar de frenar aquel movimiento dirigido por Adolfo Hitler y que ganaba adeptos todos los días. Alemania vivía en épocas de la República de Weimar, con una democracia débil, con gobiernos incompetentes, inestabilidad social y movimientos de protesta constantes. En ese contexto surgió el Nacional Socialismo Alemán, enarbolando las banderas del racismo, el autoritarismo y el revanchismo contra una guerra perdida.
Setenta años después, la historia parece repetirse en el Perú, donde ha surgido un movimiento nazi que busca "volver al Tahuantinsuyo", recuperar todos los territorios perdidos y darle el poder a los cobrizos. Es una propuesta que resulta atractiva para muchos, pero que viene acompañada de racismo, guerras y asesinatos por doquier.
El Etnocacerismo fue creado por el abogado Isaac Humala, fundador del Instituto de Estudios Etnopolíticos, y su primer pilar es la reinvindicación de la "raza cobriza", la cual agruparía a todos los mestizos, indios y asiáticos. "Somos racistas, por supuesto", sostiene don Isaac. "De las cuatro razas que existen en el mundo, la cobriza esta marginada y nosotros la reivindicamos".
El segundo pilar del Etnocacerismo es el ultra-nacionalismo, para lo cual se ha tomado como símbolo a uno de nuestros más grandes héroes nacionales, don Andrés Avelino Cáceres, quien peleó exitosamente contra los chilenos y nunca se rindió. Resulta extraño que se haya elegido a Cáceres como el ideal de aquel movimiento, ya que Cáceres fue un blanquiñoso, hijo de terratenientes y uno de los peores presidentes del Perú (sin contar al actual, por supuesto) y que fue depuesto por una revolución. Hubiera sido mejor escoger a un inca en vez de a un gringuito como Cáceres.
Pero bueno, don Isaac no sólo creó una ideología, sino que también crió a dos hijitos que se hicieron conocidos en Setiembre del año 2000. Cuando el gobierno de Alberto Fujimori se caía a pedazos los Humala se alzaron en armas contra la corrupción y fueron considerados como la reserva moral del Ejército, fueron premiados y convertidos en héroes de la democracia.
Craso error. Los Humala aprovecharon la repentina fama para promover un movimiento nuevo que ha reclutado a jóvenes reservistas del Ejército y que se está convirtiendo en la fuerza paramilitar mejor organizada y fanática del país.
Al igual que los nazis, los Etnocaceristas visten un uniforme que ha sido prohibido, venden un periódico ultra-nacionalista y usan la violencia para enfrentar a la policía y para intimidar a sus opositores. Pero además, dan vivas contra los Estados Unidos, contra el FMI, contra los judíos y el estado de Israel y contra los chilenos y ecuatorianos.
En el plan de gobierno Etnocacerista, la primera medida que tomarán será fusilar a todos los militares que firmaron un manifiesto de apoyo al autogolpe de Fujimori, luego fusilarán a los empresarios, a las "vedettes" a los "cobardes y maricones". Según Antauro Humala, las primeras víctimas de sus balas asesinas serán Jaime Bayly, Beto Ortiz, la "Chola Chabuca" (Ernesto Pimentel) y la "Paisana Jacinta" (Jorge Benavides). Resulta sorprendente la necesidad de matar que tiene el señor Antauro Humala, que ni siquiera toma en cuenta que Jorge Benavides no es homosexual, y que Ernesto Pimentel es una de las figuras más nobles y buenas de la televisión nacional.
La pregunta ahora es ¿quién sigue después de los "cobardes" y los "maricones"? Quizás, al igual que los nazis, decidan matar a todos los enfermos mentales o quizás deseen eliminar a todos los discapacitados. Quizás maten a todos los drogadictos, mendigos y rateros. O quizás, simplemente, construyan un "gueto" para librarse de todos los "indeseables", al igual que hizo Hitler.
Las matanzas vendrán acompañadas de quemas de los libros y destrucción de obras de arte decadentes. Además, expulsará a todos los chilenos y a todos los hijos de chilenos y a todos los padres de chilenos y a todas las empresas chilenas. Para, a continuación expulsar a todas las empresas extranjeras del Perú.
Antauro Humala tiene una obsesión patológica por la guerra y el asesinato y por ello, ni bien tome el poder, iniciará un plan de re-armamento para embarcarnos en una guerra de recuperación de Arica y de todos los territorios perdidos. ¿De dónde sacará el dinero para esa aventura? Ni el mismo lo sabe, pero está convencido que después de asesinar a mucha gente, el dinero llegará a sus manos por la gracia divina del dios Inti y contará con la voluntad férrea de un pueblo para convertirnos en un país tan fuerte como la Alemania Nazi de preguerra.
Según Antauro Humala, el futuro del Perú debe construirse a base de la muerte de gente inocente. "Todas las revoluciones se han construido con sangre", todas se han hecho con montañas de cadáveres", dice Humula. Pero en verdad, ninguna ideología vale el llanto de un niño, el dolor de una madre, el sacrificio de una generación de jóvenes.
La idea de los Humala es volver al Tahuantinsuyo, volver a las épocas imperiales, en las cuales el Perú iba desde el sur de Colombia hasta el norte de Argentina, un planteamiento muy fresco, que escoge como "mejor fecha de regreso" la época en que teníamos los mayores límites geográficos, pero, yo le diría, ¿por qué mejor no volvemos a los orígenes mismos del Imperio, al año 1400 cuando el pueblo inca se circunscribía al pequeño Cusco? ¿Por qué no volver a esa época? Así todos nos metemos en el Cusco y le damos el resto del territorio a nuestros vecinos.
Claro, volver a las épocas del fin del Tahuantinsuyo es mejor, entonces, volvamos a aquella época. Sin embargo, si Humala mira bien, en ese entonces, el Imperio Inca no ocupaba la selva, la selva no hacía parte del Tahuantinsuyo. Entonces, ¿qué hacemos? ¿A quién le regalamos nuestra selva? ¿A Brasil o a Estados Unidos?
Claro, que Humala me diría que nuestro territorio debería comprender los límites del Tahuantinsuyo + los límites del actual Perú, un planteamiento muy conveniente de verdad.
"Volver al Tahuantinsuyo" es una cursilería monumental. El Tahuantinsuyo era un estado tiránico, donde el Inca era un dios viviente que tenía el poder de vida y muerte sobre todos sus súbditos, un estado con esclavos y una corte llena de intrigas y venganzas crueles que harían palidecer a las más férreas dictaduras modernas. Volver al Tahuantinsuyo implicaría transformarnos en un país fundamentalista, en una especie de talibanes andinos.
Prohibir que usen uniforme no va a cambiar nada, el nazismo debe ser combatido con ideas y es hora que todos digamos NO al nazi-cacerismo (o nazismo peruano), que los peruanos que creemos que sin importar el color de la piel, todos debemos tener los mismos derechos y oportunidades, digamos de una vez por todas que NO queremos un gobierno racista y xenófobo en el Perú. Es hora de combatir esa ideología racista, xenófoba y homofóbica.
Es hora que los grupos defensores de los derechos civiles se pronuncien, que los intelectuales escriban manifiestos, que los artistas, líderes religiosos, gremios profesionales, asociaciones de estudiantes, sindicatos y partidos políticos digan "NO" al nazismo peruano.
Y que se les llame "nazis" porque no es justo tomar el nombre de un gran hombre como Andrés Avelino Cáceres quien nunca mostró el menor atisbo racista contra nadie.
Debemos luchar para que la democracia toledana no nos deje como legado, un movimiento ultra-nacionalista violento e intolerante, un movimiento inusitado, ajeno a nuestra tradición política e ideológica, que se sumaría al rebrote del terrorismo y del narcotráfico.
Alguien tiene que comenzar a decir basta a los nazis o acabaremos como acabó Alemania, un país en ruinas y dividido en dos durante más de 40 años. Humala debe entender que Hitler no es un ejemplo exitoso a seguir, Hitler es un perdedor.