autor: blog Agua Viva
Todos los días leemos titulares sobre la crisis económica mundial. Muchos se preguntan el origen, por qué todos esos países han sucumbido en cadena a una crisis económica. Algunos responderán que es una de las consecuencias de vivir en un mundo globalizado, pero esta respuesta es insuficiente, hay causas profundas que es necesario analizar.
La Iglesia Católica que siempre se preocupa por la dignidad del hombre no es ajena a reflexionar sobre el origen de la crisis económica mundial.
Sus reflexiones forman un conjunto de conceptos de una gran riqueza espiritual y humana que nunca se publica en los medios serviles a agendas supranacionales de grupos de poder, a la dictadura del relativismo reinante, y a ese consumismo insensato que nos está destruyendo. He preparado un resumen (fuente: Zenit.org):
- Paulatina pérdida de conciencia de la dignidad de la persona humana
Gotti Tedeschi, presidente del IOR (Instituto de las Obras de Religión), considera que la crisis nace de la paulatina perdida de conciencia de la dignidad de la persona humana, lo que al final de cuentas se reduce en un problema: “si el hombre es hijo de Dios o es la evolución de una bacteria. Y si el fin justifica los medios y, en consecuencia, la vida no tiene sentido. La diferencia está en que, en la visión laicista, la vida no tiene un sentido sobrenatural”.
- Del "Hombre centro de la Creación" se pasa al "Hombre inútil y costoso”
La consecuencia moral, explica Tedeschi, es una evolución negativa de la dignidad de la persona humana: del hombre centro de la Creación se pasa progresivamente al hombre productor, consumidor, cáncer de la naturaleza para concluir en el hombre inútil y costoso como son los ancianos. Menciona que “se apostó al crecimiento del PIB de manera consumista, es decir, con la reducción de los nacimientos”. Así en Italia el 12 % de las personas eran jubilados, mientras que hoy lo son el 26 %, y para pagar los costos fijos del Estado en una sociedad envejecida se ha pasado de una presión fiscal del 25 % al 51 % hoy en día. Y el anciano no es más soportable desde el punto de vista económico. Así se está difundiendo la doctrina de la muerte moderna, la muerte responsable”.
- El nihilismo dominante y la pérdida de valores
El banquero italiano, Stefano Boccadoro, administrador en Italia de la Santander Private Banking, menciona que en la introducción de la encíclica Caritas in Veritate, Benedicto XVI explica que el origen de la crisis está en el nihilismo dominante y en la pérdida progresiva de los valores, y en no haber tomado en cuenta dos encíclicas anteriores. Es decir, “en el origen de esta crisis está no haber respetado enteramente la vida y dignidad del hombre (la Humanae Vitae) y el tipo de progreso que el hombre debe seguir, un progreso ideal (la Populorum Progressio)”.
- El mercado tiene que servir al hombre y no el hombre al mercado
El embajador italiano ante la Santa Sede, Francesco Maria Greco, apunta a un ejemplo clásico en la relación entre ética y economía: el mercado de los bienes alimentarios. “No hay duda que considerar los alimentos en el mismo plano que otro producto cualquiera, como sucede con muchas industrias del agrobussines, mirando a la maximización de la ganancia, lleva a una emergencia como la que se está viviendo en escala planetaria. Se trata en este caso de reafirmar la primacía que tiene la persona humana respecto a los negocios”. Precisa también que ésto “no significa ser enemigo del mercado pero entender que el mismo tiene que servir al hombre y no el hombre al mercado”.
- No hay que echarle la culpa a los instrumentos sino a la falta de ética
“Benedicto XVI nos dice que no tenemos que echarle la culpa a los instrumentos cuando en realidad somos nosotros que los usamos mal. No son los instrumentos los que deben cambiar, sino el hombre. La medicina, la economía, etc. son instrumentos, lo que los vuelve éticos o menos es cómo los usa el hombre”
- No existe la neutralidad ética de la economía: el hombre debe ser la figura central
El vicepresidente de la Cámara de Diputados de Italia, Maurizio Lupi, subraya por su parte que aún no se ha superado la crisis y por lo tanto es oportuno preguntarse “cuál es el juicio sobre nuestras responsabilidades”.
Y añade que “el Papa denuncia que nuestra debilidad es no detenernos a juzgar, cuando el juicio es lo que permite no volvernos ajenos a la realidad”. Afirma también que en la Caritas in Veritate, el Papa destruyó aquel concepto que durante años se difundió en Occidente sobre la neutralidad ética de la economía, porque el hombre debe ser la figura central”.
- Menos reglas, más familia, mejores personas
Por otro lado, el diputado afirma que es necesario huir también del otro extremo, del pensamiento: “más reglas, más Estado y menos mercado”: “es una tentación que no hay que plantearse, especialmente si entendemos que es la persona quien es capaz de salir de la crisis. El problema no es poner más reglas sino solicitar lo mejor de la persona”. Ejemplifica con dos empresarios del norte de Italia que recibieron una indemnización por una calamidad natural que destruyó sus empresas. Uno más anciano recibió los fondos y cerró, otro más joven en cambio reabrió. En el segundo caso reabrió porque no podía pensar solamente en sí mismo, sino también en su familia y en los trabajadores de su pequeño pueblo. O sea la conciencia de un deber más grande, vale a decir “una raíz ética condiciona positivamente el desarrollo económico”. “El desafío de fondo por lo tanto es reforzar el núcleo fundamental, la familia. Las políticas económicas que no miren ésto dividen la ética de la economía. No es una tesis católica, si bien los católicos la proponemos con fuerza”.
- El centro de la economía no es la empresa sino la persona
La encíclica Caritas in Veritate "pone en el centro no a la empresa sino al hombre, que tiene que ser un valor en sí y no por las ventajas que dará a la compañía” indicó el manager italiano ACEA, Francesco Sperandini.
- Los trabajadores son el patrimonio más valioso de la empresa
Benedicto XVI ha explicado a los Jóvenes Empresarios de la Confederación General de la Industria Italiana (Confindustria) que los trabajadores «son el patrimonio más valioso de la empresa». En su discurso, el obispo de Roma señaló que «toda empresa tiene que considerase en primer lugar como un conjunto de personas, a las que hay que respetar en sus derechos y en su dignidad».
- La 'empresa social'
Luigino Bruni, profesor de Economía Política en la Universidad de Milano-Bicocca, profesor en el Instituto Universitario Sophia del Movimiento de los Focolares en Loppiano (Florencia) y coordinador de la Comisión Internacional Economía de Comunión, afirmó que -hablando en concreto del caso de Italia- una de las grandes innovaciones de los últimos veinte años en Italia ha sido la empresa social, que ha intentado “hacer que las realidades marginales o excluidas se conviertan en protagonistas, para beneficio mutuo”. “En el fondo – explicó – la empresa social, cuando nació a inicios de los años 90, hacía esto: personas excluidas del sistema productivo, con problemas o con formas de discapacidad, se incluyen, y esta inclusión crea desarrollo”. “Hoy el término ‘empresa social’ se entiende en sentido más amplio – prosiguió – . No se usa sólo para describir una cooperativa social, sino cualquier empresa que sea verdaderamente constructiva del bien común porque pone a la persona en el centro”. “Ahora la persona, como es sabido, no es el individuo – subrayó el profesor de Economía –. El individuo es sí en sí mismo. Y es por tanto un término que subraya la individualidad respecto a la comunidad. La persona en cambio es ella misma sólo en relación con los demás. Por ello cuando hablamos de persona ‘en el centro’, decimos en seguida cómo debe ser la dimensión de las relaciones”. “El ser humano se muestra cuando está inserto dentro de relaciones significativas, también cuando trabaja, cuando produce y cuando consume – explicó –. Por tanto, cuando la empresa reconoce esta dimensión relacional, personalista, de la propia empresa y de la economía, pone a la persona en el centro”. De hecho, añadió, el principio personalista está en la base del art 41 de la Constitución italiana, que reconoce a la empresa una función social y que afirma por tanto que la empresa es ella misma cuando trata a los sujetos como personas y no solo como individuos.
- El hombre no será humano si no es hermano, el capital humano es el primer capital, la empresa es sociedad de capitales y principalmente una sociedad de personas
Un grupo de obispos, empresarios, sacerdotes y laicos, convocados por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y por la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC) Latinoamericana, se reunieron en Cochabamba (Bolivia), del 17 al 18 de junio. El objetivo era estudiar los desafíos de la empresa a 200 años de la independencia de América Latina y el Caribe. Los asistentes al encuentro procedían de México, República Dominicana, Haití, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, informa el CELAM. El 18 de junio, dieron a conocer la Declaración de Cochabamba, en la que hacen una serie de propuestas. En relación a la celebración del bicentenario de la independencia, los asistentes se centraron en temas como la libertad, la justicia, la verdad y la fraternidad. Afirman que la celebración de la Independencia en los países latinoamericanos “es una oportunidad para que, desde la memoria que tenemos de nuestro pasado y la visión de su actual coyuntura cultural –política, religiosa y socioeconómica-, analicemos los desafíos que prevemos deberá afrontar la empresa en los tiempos que se avecinan”. Los asistentes afirmaron que se precisa “una economía de mercado solidaria, que incorpore a toda la persona y a todas las personas. Es necesario mostrar y hacer patente cómo la riqueza privada redunda, mediante su justo aporte, en el bien común, sobre todo en beneficio de los más empobrecidos y excluidos”. Ser empresario cristiano en estos tiempos, según los firmantes de la Declaración, “tiene un profundo significado humano; es un proyecto de vida que adquiere su sentido de la fe, la esperanza y la caridad. Compromete a vivir con autenticidad el sacerdocio bautismal”. “Sus convicciones son, entre otras, que el hombre no será humano si no es hermano; que el capital humano es el primer capital; que la empresa, es sociedad de capitales y, sobretodo, una sociedad de personas”.
- Ayudar a las PYMES
Benedicto XVI al recibir en audiencia, en el Palacio Apostólico, a los miembros de la Unión de los Industriales y de las Empresas de Roma, llamó especialmente la atención sobre la situación de la pequeña y mediana empresa, “cada vez más necesitadas de financiación, en cuanto que el crédito parece menos accesible y es muy fuerte la competencia en los mercados globalizados, especialmente por parte de esos países donde no hay – o son mínimos – los sistemas de protección social para los trabajadores”. En este contexto, subrayó el Papa, “es importante saber vencer esa mentalidad individualista y materialista que sugiere quitar las inversiones de la economía real para privilegiar el empleo de los propios capitales en los mercados financieros, de cada a rendimientos más fáciles y más rápidos”. “Me permito recordar que en cambio, las vías más seguras para afrontar el declive del sistema empresarial del propio país consiste en ponerse en red con otras realidades sociales, invertir en investigación e innovación, no practicar una competencia injusta ente empresas, no olvidar los propios deberes sociales e incentivar una productividad en calidad de responder a las necesidades reales de la gente”.
- Cambio ético
“En la Encíclica social Caritas in veritate, he observado que venimos de una fase de desarrollo en la que se ha privilegiado lo que es material y técnico, respecto a lo que es ético y espiritual, y animé a poner en el centro de la economía y de las finanzas a la persona” -Benedicto XI