La Iglesia, en la vanguardia del cuidado de los enfermos mentales en África

(AE)
Si hay una institución que me merece todo el respeto del mundo en Goma es el Centro de Salud Mental “Tulizu Letu”, gestionado por los Hermanos de la Caridad, una congregación religiosa hospitalaria de origen belga. Hace pocos días tuve la suerte de acudir a la inauguración de unas aulas nuevas en las que 38 de niños con traumas profundos o con discapacidades mentales graves han empezado ya a estudiar para tener un futuro más digno.

La situación de los enfermos mentales en la República Democrática del Congo es para echarse a temblar. La única psiquiatra del centro, con quien coincidí a la hora de tomar un refresco, me contó que en todo el país hay solo 36 médicos especialistas en enfermedades mentales y seis hospitales psiquiátricos, de los cuales solo uno - ubicado en Kinshasa - es del Estado. Los otros cinco están en las manos de los hermanos de la Caridad... en todo un país de 70 millones de habitantes.

Pero no es solo la falta de medios el único problema de los enfermos mentales en el Congo. Como bien señaló el obispo de Goma, monseñor Theofile Kaboy, durante su discurso después de bendecir los nuevos edificios, « es la sociedad entera la que esta enferma ». Se refería el prelado a la mentalidad imperante en este país, que valora a las personas únicamente por lo que pueden producir y que margina y estigmatiza a quienes, por tener serios trastornos mentales, no pueden trabajar como lo haría una persona sana, y para mas inri les cuelga el sambenito de endemoniados. Una de las cosas que ponen los pelos de punta en el Congo es ver la cantidad de niños que viven en las calles de sus principales ciudades como consecuencia de haber sido expulsados de sus familias al haber sido acusados de brujería. En un país en el que han muerto durante las dos ultimas décadas cinco millones de personas a consecuencia de la guerra, especialmente en el Este del país, nadie sabe a ciencia cierta cuántas personas sufren traumas profundos que afectan diariamente su comportamiento, sin tener la posibilidad de poder recibir un tratamiento adecuado.

Durante la ceremonia, me impresionó lo que dijeron los representantes de la cooperación internacional belga y su colega italiano, ambos representantes de las instituciones donantes que han financiado estos nuevos pabellones. Ambos insistieron que aunque la crisis económica en sus respectivos países es seria y obliga a realizar recortes presupuestarios, son conscientes de que las necesidades en los países africanos son muchísimo mayores y que a pesar de todo sus gobiernos siguen y seguirán ayudando en proyectos como el que acababan de inaugurar. Yo escuchaba esto y se me caía la cara de vergüenza al pensar que en España el nuevo gobierno ha recortado mil millones para la cooperación internacional y todos nos quedamos tan tranquilos, y rezaba para que nadie se acordaba de que yo estaba allí y me invitaran a hablar, porque en la carta de invitación habían escrito : Monsieur Carlos Rodriguez. Cooperation Espagnole y como me sacaran a decir unas palabras presentándome como tal la cosa era como para rezar que se me tragara la tierra, cosa que afortunadamente al final no ocurrió

Me gusto lo que dijo el hermano Jean Mbeshi, director del hospital y coordinador de los proyectos de los hermanos de la Caridad en África Con mucha elegancia y cortesía exquisita, se dirigió directamente a la ministra provincial de asuntos sociales, allí presente como invitada de honor, y tras agradecerla su enorme interés y simpatía por el hospital, etc., etc., le recordó que el hospital –cuya situación económica nunca ha sido como para tirar cohetes – le ha pedido varias veces que les tramite la exención de algunos impuestos para no tener que soportar cargas económicas que al final resultan en menos servicios para los enfermos, la mayoría de los cuales no tienen recursos propios.

En África he visto siempre signos de esperanza y optimismo en medio de las situaciones mas trágicas y desesperadas. La inauguración de esta ampliación de las instalaciones del hospital de salud mental de Goma ha sido la última que he visto. Personalmente, me alegra que en la mayor parte de las ocasiones en que he visto estas pequeñas victorias contra el mal, quienes están en primera linea de luchar por los derechos de los mas débiles sean instituciones de la Iglesia.