La Iglesia Medieval

Por Joaquintoledo

Breve historia

Luego de que el rey de los judíos se crucificado por los romanos, siendo su propia la etnia la que lo entregara, los apóstoles, fieles al pedido de Jesús de impartir por el mundo el mensaje y la palabra de Dios, lo intentaron, pero como era de esperarse desde un inicio encontraron obstáculos. Primero,  entre los propios judíos, que no consideraban a Jesús como el verdadero Mesías, y segundo porque los nuevos adherentes que tenían intenciones de escuchar el mensaje, según algunos ortodoxos y fundamentalistas judíos, debían pasar por ritos y pactos tan antiguos y hasta ridículos como la circuncisión. Además se pedían otros requerimientos básicos y ya conocidos como adoración a los ídolos, sacrificios, inmoralidad sexual, etc.
Así entonces apóstoles como Pablo se encargaron de llevar el mensaje más lejos de lo que cualquier imaginó. Había que caminar, padecer hambre, sufrir rechazo, sí, era verdad. Sin embargo,  eso no era nada comparado a lo que padeció Jesucristo, y así, su misión casi imposible de impartir dicho mensaje empezó, teniendo en cuenta que marchó a lugares ultra paganos como Asia Menor y Grecia. Sin embargo todo resultó mejor de lo que él esperaba y pudo conseguir gran cantidad de adeptos. Pronto,  este sujeto considerado un charlatán y loco, empezó a reunir una gran cantidad de simpatizantes en especial entre los estratos más bajos, quiénes veían en su doctrina la salvación para los males terrenales. Al final Pablo murió decapitado luego de varios años de viaje, no obstante su nombre ya era inmortal. Al parecer,  Pedro también corrió la misma suerte en Roma por motivos similares-evangelizar al pueblo- y es considerado el fundador de la Iglesia primitiva y el de su representante actual, la Iglesia Católica Apostólica Romana. En resumen se podría decir que luego de la desaparición de los apóstoles, las iglesias en muchas ciudades estaban repartiendo el mensaje y con el tiempo se hizo amenazante para toda Roma, el imperio dominante del Mediterráneo. No obstante,  todo era ya irreversible, y así con el pasar de las décadas, empezaron también a surgir los escritos y las primeras desviaciones tales como el arrianismo, nestorianismo, gnosticismo, entre otras. Además claro de las religiones siempre competidoras, por lo cual las primeras iglesias fueron variopintas y hubo “varios cristianismos”.

Empero esto llegó a su fin cuando Constantino I el Grande se convirtió al cristianismo luego de haber tenido una iluminación previa a una batalla, que por cierto ganó. Así entonces el cristianismo entró por la puerta grande y no mucho después se legalizó y se convertía en la religión oficial del Imperio Romano, es más,  el emperador se volvió cristiano. Luego de décadas de sufrimientos dentro del imperio, las iglesias empezaron a cobrar forma. Roma, Jerusalén, y otras ciudades más se convirtieron en las que tenían las principales iglesias. Por supuesto, Roma, por ser la capital del imperio, adquirió pronto la mayor notoriedad, y allí, con el pasar del tiempo, el Pontífice adquirió el título de sumo Pontífice y así surgieron los Papas. Pero sin irnos más allá en el tiempo, Constantino, Teodosio I, Teodosio II y otros emperadores a lo largo del tiempo se encargaron de unificar la fe en una sola con sede principal en Roma castigando los movimientos que malinterpretaban el cristianismo que el Papa y los cardenales del concilio consideraban herejías. Así empieza a tejerse una leve amistad entre el estado, de Roma en este caso, y la Iglesia, siendo la que se hallaba en la Ciudad Eterna, la de mayor influencia por cuestiones similares. Ahora bien, cuando cayó Roma occidental y los bárbaros paganos tomaron el imperio, increíblemente casi todos se adhirieron rápidamente al cristianismo. Aquella religión que había conquistado Roma, también los conquistó a ellos en pocas décadas. Así cuando la Roma occidental cayó, la parte oeste de Europa no tenía ya prácticamente infieles y el cristianismo siguió conservando gran influencia. Por ahí se tuvo a uno de los primeros padres como San Agustín de Hipona. Empero, con el inicio de la Edad Media, lo mejor estaba aún por venir.

La Iglesia Medieval: siglos de total apogeo

La Iglesia Medieval pese a todo se mantuvo sobre gran parte del territorio romano ahora derrotado. Ya antes se había expandido por lugares lejanos como Inglaterra, Islandia, Escandinavia y parte de África. Es decir que casi todo el Mediterráneo y la parte occidental de Europa estaban bajo la misma creencia. En la Edad Media acaecieron muchos más concilios ecuménicos que terminaron por sellar el cerco sobre los últimos paganos o disidentes religiosos; vale mencionar el Concilio de Tolosa, en Francia, en el cual se decretó de que la biblia no podía estar en idioma común. Por otra parte en los concilios anteriores, asuntos como la castidad y divinidad de Cristo, la Santa Trinidad, y otros del dogma cristiano-romano se impusieron. Aquel que dijera lo contrario era considerado un hereje, excomulgado y exterminado. Empero, no sólo a los dominios de Roma se extendió el cristianismo, sino que hubo algunos otros misioneros que se encargaron de llevar el mensaje a lugares como Europa oriental, Rusia, Ucrania, Arabia e inclusive China.
Ahora bien, ya hemos mencionado lo difícil que era mantener a las ovejas en el rebaño, es decir a los fieles dentro de la Iglesia. Por tanto a Roma no se le ocurre mejor idea que auspiciar algo que mantendría la vigilancia por si algún desaforado pretendía salirse de la línea, y peor aún, crear movimientos paralelos. Tampoco se toleraría investigaciones científicas inspiradas en lecturas paganas, así como todos aquellos avances que científicos e intelectuales de antaño hayan efectuado con el fin de hacer progresar a la humanidad, pues todo sería considerado como pagano. Sólo la iglesia decidiría que leer y que no leer, que investigar y que no investigar. No existía libertad de expresión, opinión, y nadie podía tampoco contradecir a los sacerdotes en sus enseñanzas. Para el año 1000 el poder del Papa era indescriptible y difícil de retar, y ya para entonces los estados y Roma iban de la mano y colaboraban con este aspecto. Había empezado la Era del Oscurantismo, acompañado de su máximo exponente institucionalizado: la Inquisición.
Esta última fundada en el año de 1184 al sur de Francia, venía a ser algo así como un Tribunal Eclesiástico destinado a herejes, con curas y sacerdotes de “x” localidad dispuestos a enterarse de la vida de cada uno de los integrantes con el fin de desenmascarar a los infieles u “ovejas descarriadas. El porqué tiene origen en el sur francés es parte de otra historia que narraremos en breve. El paganismo se había mantenido prácticamente a raya desde la caída de la Roma occidental a fines del siglo V d.n.e., empero, desde mediados del siglo X había empezado a surgir un movimiento gnóstico que tuvo acogida en Europa, llamado catarismo, el cual por supuesto, se encontraba en franca contradicción con los ideales del catolicismo. Así es como surge la campaña anti-herejía y la Cruzada Albigense. Por supuesto hubo intolerancia, genocidio y masacre física y moral. También hubo éxito y el Papa estaba tan contento con los resultados que dio su total apoyo a la institución. Así, sin que exista nada previamente planeado, surge la Inquisición y el mundo religioso católico ya no sería nunca más el mismo.
Pero por si fuera poco, la Iglesia Católica Medieval llegó a verdaderos límites de inmoralidad, por ejemplo dinero por indulgencias (el sacerdote te perdonaba los pecados a través de dinero), nadie que no sea eclesiástico podía leer la Biblia; las misas se dictaban en latín, idioma que casi nadie hablaba; el despotismo autoritario del papa que hasta tenía un ejército propio y dirigía guerras y matanzas; la lujuria que muchos de estos tenían, por ejemplo llegar a tener hijos, amantes o llevar a cabo prácticas homosexuales (el caso más recordado es el de los Borgia); una pésima interpretación del dogma, creando cosas inexistentes como el Infierno, el Purgatorio, el Paraíso, un dios severo que castigara a todos por sus pecados, entre otras incoherencias y maldades. Esto tuvo su límite por supuesto, cuando Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la Iglesia del Palacio de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517, y la Edad Moderna, según la historiografía, ya había comenzado. Pero a eso hay que agregarle este último ingrediente, el de la primera considerable disgregación de la Iglesia, que no pudo ser aplacada y que terminaría desembocando en el Anglicanismo y el Protestantismo. Así, luego de casi 1000 años de gloria, la Iglesia Católica ingresaba a la Edad Moderna herida de muerte; sin embargo, después de todo,  algunos elementos sobrevivientes de aquella época oscura que retrasó a la humanidad por casi un milenio, como la Inquisición, continuaron cometiendo travesuras e incinerando a uno que otro infeliz, un par de siglos más.