Cuando uno lee esto, aderezado por otros datos muy negativos, nos parece que hay una cierta información sesgada sobre la posición de la Iglesia Católica sobre ese tema. El conflicto radica, en realidad, en el transplante post-mortem, y a la dificultad que surge ante la delimitación precisa de los criterios para establecer la muerte de un paciente con la máxima seguridad, a efecto de serle extraídos sus órganos que se utilizarán para trasplante.
Me parece muy oportuno el artículo en Observatorio de Bioética en el que se hace una profunda reflexión de lo que dice la Iglesia sobre los transplantes.