La escasa calidad democrática y la pobre dimensión como estadista de José Luis Rodríguez Zapatero han quedado en evidencia cuando el presidente español, para contentar a Raúl Castro, Hugo Chávez y a otros tiranos de América Latina, ha impedido la presencia del presidente democrático de Honduras, Porfirio Lobo, en la cumbre Iberoamericana que actualmente se celebra en España.
La actitud hostil de Zapatero con respecto a Honduras es ignominiosa y está motivada únicamente porque el pueblo hondureño, encabezado por sus grandes instituciones y por sus poderes Legislativo y Judicial, se atrevió a expulsar del poder al presidente Mel Zelaya, amigo del gorila venezolano Hugo Chávez y de los tiranos cuabanos Raul y Fidel Castro, que pretendía alterar la Constitución para mantenerse en el poder y alinear a Honduras, en contra de la voluntad de la mayoría de sus ciudadanos, en las filas de las tiranías que sostienen el llamado "Socialismo del Siglo XXI", que no es otra cosa que una reedición, adaptada a Latinoamérica, del derrotado y tiránico comunismo soviético.
La sumisión de Zapatero a los tiranos bolivarianos llegó hasta el extremo de impedir la presencia del príncipe Felipe, heredero de la Corona Española, en el acto de toma de posesión de Porfirio Lobo, rompiendo así una hermosa y fructífera tradición de la política española con respecto a los países latinoamericanos.
Pero la maniobra antidemocrática de Zapatero contra el presidente legalmente elegido por los hondureños también ha fracasado, como casi todo lo que emprende desde que es el gobernante de España. Ha conseguido humillar a Honduras, pero no ha logrado que acudan a la cumbre de Europa y Latinoamérica los dos principales caciques del continente: Raúl Castro y Hugo Chávez. El cónclave, por causa de la torpeza de Zapatero, ha quedado devaluado.
Para colmo de males, Media Europa ha dicho ‘no’ al diálogo con Mercosur apadrinado por Zapatero, lo que ha representado para el dirigente español un nuevo revés humillante. Los ministros de Agricultura de una decena de países de la Unión se oponen formalmente a la decisión de negociar una zona de libre comercio con Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Ese fracaso y otras muchas torpezas de Zapatero, unidos a su desprestigio interno e internacional, han hecho posible que España pierda el liderazgo que ejercía en la Comunidad Iberoamericana de Naciones desde los tiempos del general Franco, cedido ahora, vergonzosamente, a Brasil por el incauto, acosado y débil dirigente español.
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