Por Dani Arrébola
Gómez Pereira debería volver a la comedia
Desde su ópera prima Salsa rosa (1991), aparte de anticipar el nombre de un programa televisivo de corazón, el cineasta Manuel Gómez Pereira estrenó un nuevo sello exclusivo de la comedia española. A la elogiada por la crítica del país, Boca a Boca (1995), siguieron célebres títulos como El amor perjudica seriamente la salud (1996), Entre las piernas (1999) o Reinas (2005). En todas estas películas vislumbramos que la obra de Gómez Pereira ha transitado usualmente por las vías de un erotismo cómico pilotado con grandes actores como Javier Bardem, Victoria Abril o Verónica Forqué. No obstante, en sus últimas historias cruzadas el realizador madrileño, se ha empeñado en dar un giro de 180 grados para plasmar complejos dramas como El juego del ahorcado (2008), y esta reciente La ignorancia de la sangre, que llega a nuestras salas como todo un auténtico thriller colmado del sinfín de tejemanejes e ingredientes comunes que ubicamos en el género policíaco.
El problema es que -seguramente- esa materia prima debería ponerse más fea de lo que podría prometer el arranque de una trama que se va descomponiendo y desgastando a medida que los minutos avanzan: un guión demasiado enrevesado con giros colmados de previsibilidad, con lagunas y falta de respuestas que pueden desubicar fácilmente a un espectador que venía -en su pleno derecho- ilusionado ante tal potencial de material; unas actuaciones que se perciben desganadas, sobre todo en ellos, (Botto y San Juan no son los de las grandes ocasiones), y Paz Vega -a pesar de que aún le quedan chispas de gracia y belleza en pantalla- se esfuerza demasiado en su interpretación sin llegar a conmover el corazón no sólo del espectador, sino que también el de su propia pareja Botto, o eso parece; y unos malos -tanto los rusos como los islámicos- de cartón, que a pecho descubierto carecen de alma o algo de profundidad psicológica para que, al menos, nos puedan inquietar.
Su derecho lo tiene faltaría más, pero desconozco el por qué de ese cambio tan repentino de lo cómico a lo dramático en la carrera de Gómez Pereira. Mucho más tendrá que ofrecer en esta nueva expresión que adquieren sus filmes para que no echemos de menos e imploremos su vuelta a sus tintes cómicos, donde el realizador se deslizaba con comodidad y ponía su ingenio elevado al cuadrado en la pantalla. La ignorancia de la sangre es demasiado fallida para animar a alguien a que se gaste su dinero en ella.
Puntuación Ránking Apetece Cine: 3,5