Ser joven es aire, planetas, espacios.
Planear sobre los acantilados dentro de un esqueleto de
huesos verdes ... todo leve, perpetuo, inabarcable.Ser joven son unas piernas ágiles, la mirada del verano en los ojos,
el sexo siempre dispuesto.
El aliento con el aroma de la menta.
Ser joven es una coraza invisible que protege contra el rigor de los relojes,
contra la plaga finita de los segundos, minutos, horas, meses...
que un día , no muy lejano, seremos o habremos sido.
Ser joven es recoger , como en un dulce vals, la siembra de las primeras
gotas de luz de cada nuevo amanecer
e ir abonando dentro del pecho
las tardes imprevistas y preciosas que
flotan y se suceden sobre la carne,arañando apenas su tersura,
enmoheciendo apenas sus costuras,
horadando apenas el alma henchida que contiene.
Ser joven es un oficio de fakir que se ríe de las agujas de calcetar oxidadas
y de las bandadas de los cuervos negros.
Alguien que esquiva cementerios,
se sube a las torres más altas a buscar nada
y se hace collares con alambres de espino.
Pero cualquier mañana ese fakir se levantará agotado
y con el intestino perforado por culpa de coleccionar lunes, oficinas,
ojeras, casillas de la declaración de la renta,
números rojos, orgasmos, esquelas, desencantos, euríbor...
Y de los sueños quedará el polvo,
y de las esperanzas el corazón desteñido,
y solamente entonces, cercado por el herrumbroso otoño,
entre los escombros y ruinas de lo que un día soñó que sería,
el fakir se dará cuenta
de que definitivamente la juventud se le había ido escabullendo
de entre sus manos,
como si fuese arena
o agua.
Sin apenas ningún dolor.
Saludos de Jim.