Mandeville, en "La fábula de las abejas" defendía que para contentar al pueblo aun en su mísera situación, es necesario que la gran mayoría siga siendo tan ignorante como pobre. Quizás, seguro, algunos me llamarán antiguo y desfasado, pero la situación tremenda de empobrecimiento del europeo en este principio de siglo sigue los mismos esquemas de la Revolución Industrial. El sistema capitalista, el que hoy tenemos y el responsable de todo lo que está pasando, se caracteriza porque las fábricas, los campos, los bancos, los servicios, es decir, los medios de producción, de comercio e intercambio, son de propiedad privada de un grupo social, de una clase. Y frente a ellos se encuentra la inmensa mayoría de personas que no son propietarias de ningún medio para producir, y deben trabajar para los capitalistas por un salario. Son los obreros clásicos. Hoy son los precarios y somos todos los que en el binomio trabajo-capital, trabajamos y no especulamos con el trabajo del otro. El que quiera que lo vea decimonónico pero seguro que más tarde o temprano nos veremos abocados a admitir esta interpretación de los hechos. Mientras tanto la ignorancia será la mejor aliada de la pobreza. Y el Estado le sobrará a la clase capitalista ¿para qué quieren regulación si lo tienen todo?