UN LOCAL CON SABOR Y TRADICIÓN PROCESIONAL
Buscando este restaurante, me sorprendo literalmente perdido en un agradable paseo por las calles más castizas del ilicitano barrio del Rabal, típico y popular donde los haya, donde el hecho de perderse viene a ser más una ventaja que un inconveniente. El doblar y redoblar sus calles y placetuelas permite descubrir rincones de una ciudad donde la historia todavía se mantiene muy viva. Es patente el esfuerzo por mantener el barrio vivo y digno, lo que atrae a un segmento de población joven y de cierto nivel, que convive y se integra a la perfección con sus habitantes de toda la vida. Esta nueva filosofía es la que parece haber imbuido a los propietarios del local y se hace patente desde que se cruza la puerta. La primera sorpresa la da una abigarrada decoración que inunda las paredes y nos transmite el inequívoco mensaje de lo que allí se vive: La Semana Santa en su estado más puro, mantenida viva durante todo el año gracias al esfuerzo de los cofrades. Estamos en una cápsula del tiempo que congela y reproduce a diario el sabor, el olor y el sonido de esos siete días que para muchos de los que allí se concentran son mágicos y marcan su calendario para el resto del año.
Si hemos elegido el estilo tradicional de comer a base de tapas y raciones, destacamos unos boquerones en vinagre caseros que, sobre un lecho algo más digno, pueden llegar a ser un bocado exquisito. Las croquetas de jamón ibérico no defraudan y dejan ver buena materia prima y ciertos toques de originalidad. También serios los buñuelos de bacalao y la fritura de pescado o los calamares, cuando el mercado ofrece buen género. La ensalada tradicional de la tierra nos ofrece un muy buen tomate y unos capellanes en salazón, tostados a fuego vivo como manda la tradición. El salmorejo, logrado, puede ser la perfecta transición que nos dará paso, si preferimos tomar un plato principal y hemos dejado un generoso hueco en nuestro estómago. Podremos enfrentarnos a un pantagruélico arroz con costra, imagen culinaria de la ciudad, magistralmente elaborado aquí y que se ha erigido en plato estrella de La Igualá, de tal forma que los viernes, día temático, puede resultar casi imposible encontrar una mesa libre para disfrutar de esta original forma de cocinar el arroz. Aunque no lo necesita, también ayuda el irrisorio precio del menú de los viernes donde por 9 Euros ofrecen entrante, arroz (costra, como se llama por allí), bebida, postre y café. Dado el éxito de la especialidad, han decidido popularizarlo aún más y paliar la falta de espacio (unos 30 comensales) ofreciendo arroces para llevar. Si los responsables del local decidieran repetirlo una o dos veces más entre semana, podría convertirse en un sitio de culto para los amantes de la “costra”. Otro plato principal con mucha aceptación y buena factura es la ternera con salsa al chocolate, que merece un capítulo aparte.
De postre tenemos la oportunidad de probar fuera de su temporada unas deliciosas torrijas, esponjadas y cremosas. Se nota como, a fuerza de elaborarlas a diario, han conseguido la excelencia, huyendo de los baños de azúcar y excesos de aceite que encontramos en otras. Este es el broche de oro para nuestro viaje espacio-temporal a la Semana Santa Ilicitana con un guiño de mestizaje andaluz.
Los jueves suelen recibir a los cofrades que durante todo el año ensayan sus procesiones, ofreciendo tercios de cerveza San Miguel con tapa a precios populares (1 euro).
También se organizan fiestas flamencas con actuaciones en directo donde disfrutar del un “rebujito” o de un buen mojito mientras se palmea un rato al ritmo de las guitarras.
A mejorar urgentemente la carta y el servicio del vino, especializándose en vinos de la zona de Jerez - Puerto de Santa María- Sanlúcar de Barrameda, mejorando la conservación y temperatura se servicio. Una pequeña-gran inversión en menaje y mantelerías añadiría estilo y calidad al conjunto.
RESTAURNTE LA IGUALÁ Tertulia Cofrade. C/ Fossar, 20 Elche. Telf. 966 244 087