Los firmantes de Intelectuales por la III República afirman: “Treinta y cinco años después de aprobada la Constitución que ha regido desde entonces la vida de nuestra sociedad, tenemos la firme convicción de que ha llegado el momento de poner fin a la anomalía que supone que el jefe del Estado sea un Rey impuesto por el dictador y nunca sujeto a un referéndum de la ciudadanía, el principal precio que se pagó en el proceso de Transición de la dictadura a la democracia, al no tener lugar la ruptura democrática y articularse una reforma pactada, bajo la presión ejercida por el Ejército surgido del golpe de Estado de 1936 contra la II República, los poderes económicos y la larga mano de los EE.UU”.
Para ellos “no es una cuestión de personas, sino de la institución monárquica en sí, a la que consideramos obsoleta, anacrónica y contraria a los principios de la democracia, conforme a la cual, todos los que nos representan han de ser libremente elegidos por el pueblo, incluido el jefe del Estado”. Por ello subrayan que “ha llegado el momento de que los españoles decidamos en plena libertad el régimen que deseamos para España” y piden “la convocatoria de un referéndum, en el que se tenga la posibilidad de elegir libremente entre Monarquía o República”. Intelectuales por la III República termina con las siguientes palabras: “La III República no es una quimera, no es una utopía. Es una urgente necesidad de regeneración democrática. Y puede ser una realidad, si todos nos unimos y luchamos juntos por conseguirlo. Sin olvidar las experiencias republicanas del pasado, la III República ha de mirar hacia el futuro”. En el escrito, se recalca que “no es una cuestión de personas, sino de la institución monárquica en sí, a la que consideramos obsoleta, anacrónica y contraria a los principio de la democracia”. Según Pedro García Bilbao, miembro del Ateneo de Madrid, “la república no divide, es de todos. Es justa, necesaria, imprescindible y forma parte del futuro. Es un peldaño más para que España recupere algún día la legalidad republicana”. El manifiesto, leído por la actriz Amparo Climent, recalca que “el nuevo Estado no sería aconfesional, como el actual, sino laico” y que “todo esto puede ser real y debe ser obra de todos los hombres y mujeres juntos”.