Ilusión, alegría, esperanza, deportividad… son algunas de las sensaciones que cada año miles de aficionados al deporte sienten cuando va a comenzar la temporada. Luego ya vendrán las desilusiones, los enfados, los desengaños… Ahora todo es positivo y hasta los que hace dos días lo veían todo negro hoy ven un Sol radiante. Eso precisamente es lo que le pasó al Valencia Club de Fútbol el pasado fin de semana. La afición de un club que hasta hace dos días no sabía cual iba a ser su futuro, y pintaba más negro que el murciélago de su escudo, acabó llenando Mestalla y convirtiendo la presentación en toda una fiesta. Hombres y mujeres. Niños y abuelos. Las gradas del viejo coliseo de Aragón se pusieron sus mejores galas y trasmitieron durante todo el partido la ilusión por su equipo, pese a quien sea su dueño. Los niños no entendían si Bankia había cobrado, si había suficientes avales… lo único que sabía era lo que durante sus primeros años de vida le trasmiten sus padres y abuelos… el amor por unos colores.Luego nos preocupamos que tiene el fútbol que consigue mover tanto dinero. No sé lo que será pero lo que tengo claro es que algo tiene ya que es capaz de movilizar a más de 55 mil personas en pocos días para ver a un equipo que casi se suma a las listas de las empresas que han colgado el CERRADO.