La Imagen del Sonido (II): Sonido y Música (y Otras Yerbas)

Publicado el 22 mayo 2019 por Moebius

Antes de profundizar sobre la relación entre frecuencias, imágenes visuales y sonoras, vamos a hablar un poco de la diferencia entre ruido, sonidos y música, y dado que la intención es llegar a establecer un lazo común entre esos estímulos sensoriales que nos demuestren las íntimas relaciones que hay entre ellos en arte (solamente por no ser demasiado abarcativos, pero se podría extender mucho). Pero incluso vamos más allá y metemos a la ciencia en el meollo. Esto no puede ser tan difícil de entender, ya que al fin y al cabo, las ciencias naturales han influenciado siempre al pensamiento filosófico del hombre, y en ciertos periodos de la historia la ciencia y el arte han caminado de la mano. Sin embargo, en el siglo XIX y a principios del XX, la música se alejó de ellas. Hubo entonces que esperar hasta el inicio de los años cincuenta para que jóvenes compositores (como Iannis Xenakis, por ejemplo, o el arquitecto y teórico Le Corbusier) criticaran el retardo de la música en relación a la ciencia. Y por si esto fuera poco, tampoco queda atrás la filosofía y trascendentalismo. Aquí, algunos temas para empezar a relacionar la estética, el arte, la ciencia y la metafísica, y todo gracias al sonido: la explicación de la música que escuchamos cada día se encuentra, en último término, en la física... pero también en el alma.

Iannis Xenakis (1922-2001), fue un extraño revolucionario. Fue un artista que puso en aprietos a la misma música con su loca idea de organizarla matemáticamente, de encausarla gracias a un método de composición infalible, invariable, consecuente e inmutable.
Xenakis pensaba que la música y la arquitectura eran hermanas gemelas con escasas diferencias, mínimas y a menudo imperceptibles. Creía firmemente que la música electrónica era el remedio evolutivo del hombre, el sendero ideal para llegar a la esencia misma de la naturaleza humana.

Juan Pablo Huizi Clavier

El interés hacia la complejidad de fenómenos sonoros naturales empujó a compositores como Edgar Varèse a establecer analogías entre la música y la ciencia. Esta comparación no es injustificada. La música siempre ha tenido una relación con las matemáticas puras; en cambio, ésta no ha estado siempre cerca de la física, ciencia a través de la cual explicamos algunos fenómenos de la naturaleza, entre los cuales se encuentran las características fundamentales del sonido. Pero aunque creo que se puede ir mucho más allá, empezar a relacionar la ciencia con la música es un punto de partida excelente para empezar con un desarrollo más abarcativo de este concepto.

"[...] lo que le hizo falta a Schoenberg fue un mejor conocimiento de las ciencias de su época. Si se hubiera informado mejor, en vez de intentar introducir un determinismo riguroso dentro de la atonalidad, hubiera tal vez podido entrever la música estocástica [...] En el tiempo de Rameau, la música y la ciencia hacían una buena mezcla."

Xenakis, 1972

Haciendo un raconto histórico, podemos decir que las leyes causales de la física newtoniana fueron el centro del pensamiento occidental después del siglo XVII, y todas las artes (la música incluida) estuvieron influenciadas por ellas; sin embargo, a principios del siglo XX una nueva era de la física se anunciaba con la teoría cuántica de Planck y con la teoría de la relatividad de Einstein. Estas nuevas visiones del mundo desequilibraron y alteraron la lógica occidental a causa de sus características indeterministas, e incluso sin ser conocidas en detalle por los compositores, modificaron radicalmente el pensamiento musical tradicional, que había sufrido durante varios siglos con una sobrecarga de razonamiento determinista.
Las matemáticas puras son un lenguaje abstracto que no está necesariamente ligado a los fenómenos físicos naturales. Estas fueron utilizadas y desarrolladas por los serialistas de principios de los años cincuenta (con Pierre Boulez a la cabeza). La música serial entonces se volvió demasiado abstracta, y se alejó de la realidad física del sonido.

Algunos compositores de la primera mitad del siglo XX como Luigi Russolo ( recordemos "El Arte de los Ruidos"), Edgar Varèse y John Cage, sintieron la necesidad imperiosa de romper con el pensamiento musical tradicional. Ellos se acercaron a los fenómenos sonoros de la naturaleza y les concedieron cualidades musicales; llevados por este interés, utilizaron sonidos surgidos de instrumentos nuevos inclasificables dentro del sistema musical tradicional. Estos compositores se preocuparon por el sonido en sí mismo (es decir, por el timbre), y por la posibilidad de crear nuevos medios para desdoblarlo en el tiempo y para integrarlo a la forma musical.
Sin embargo, la primera gran revolución del lenguaje musical del siglo XX fue producida por Arnold Schoenberg, con la creación de un nuevo sistema musical atonal basado en los doce tonos cromáticos de la escala temperada. La intención principal de Schoenberg fue la de evadir el sistema tonal en decadencia, lo que sin duda logró; pero su sistema se encontró con el mismo problema de cuadriculación del que el antiguo sufría: la omisión del desenvolvimiento de los sonidos dentro de un continuo temporal y un continuo de frecuencias, así como de uno tímbrico que no surgiría sino hasta más tarde, particularmente con la música electrónica.


El Sonido, el Ruido y la Música

El sonido hace posible el lenguaje formal o simbólico, y por lo tanto la comunicación entre seres humanos. Pero el sonido también permite al hombre adquirir información contextual o ambiental sobre el medio en el que se halla inmerso. Esa información abarca desde los componentes específicamente sonoros del ambiente acústico (la "sonosfera") hasta sus cualidades espaciales.
Un sonido se produce cuando un objeto vibra y empuja el aire que lo rodea. Este empujón se traduce en una variación de la presión, una onda que viaja por el aire hasta que llega a tu oído y, ¡tachán!, escuchas un sonido. Las características de este sonido dependerán en gran medida del objeto que lo produce: de su masa, su forma, su tamaño, el material del que está hecho, etcétera. El tono del sonido, cómo de agudo o grave resulta, está relacionado con la frecuencia de la vibración (cómo de rápido "tiembla" el objeto). El volumen nos indica la amplitud de la misma. Lo que llamamos timbre, por su parte, engloba una gran cantidad de variables distintas (desde cómo es el arranque inicial de un sonido a su descomposición en armónicos) y, de manera breve, podríamos decir que es todo que no es volumen ni tono.
Hablando del sonido en referencia a la música, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que nosotros podemos percibir solamente parte de la totalidad del sonido, una frecuencia definida y no todo el abanico de frecuencias, registrado en nuestro órgano auditivo, que registra parte el movimiento vibratorio de los cuerpos,transmitido por un medio elástico, como el aire, a través de ondas (el sonido en sí mismo, no el que nosotros somos capaces de registrar como sensación).
Además, hay que tener en cuenta el "filtro" que le aplica nuestro sistema de conciencia (filtro que aplica a todos los sentidos del ser humano, necesario para ahorrar energías innecesarias, y necesario para mantener nuestra cordura). Recordemos que las drogas alucinógenas y psicotrópicas como el LSD actúan abriendo la canilla de dichos "filtros", además de distorsionar nuestros sentidos. Pero eso ya es harina de otro costal.

Habiendo hablado del sonido, ensayaremos una definición del ruido como un sonido no deseado que pasa los filtros (tanto auditivos como sensoriales y de conciencia) y que interfiere (con alguna actividad o con el descanso) y molesta. Por ejemplo si hay dos pares de personas sosteniendo dos conversaciones diferentes en un mismo lugar, para cada par será ruido lo que conversan los otros dos. El ruido, para serlo, no necesariamente debe ser muy intenso, como lo atestigua el caso del ruido de un mosquito volando cerca del oído. Otro ejemplo clásico es el de un canilla que gotea a la noche, la cual puede producir mucha molestia a pesar de que su nivel sonoro sea muy bajo. De hecho, el ruido de las millones de gotas que forman la lluvia es mucho más intenso, y sin embargo es menos molesto y en muchos casos hasta placentero o sedante.

Y al fin llegamos a la música, que es una forma de hacer arte con el sonido (o incluso con el ruido, no nos olvidemos del "noise" y toda la experimentación que existe bajo este catálogo musical).
El arte tiene en general tres componentes: estético, semántico y evocativo. El campo semántico en el arte puede contener ambigüedades. En el caso de la música el campo semántico es ambiguo y predomina generalmente el aspecto evocativo. Ello tiene importancia en cuanto a las motivaciones detrás del consumo de música, y estamos hablando aquí especialmente de aquella música que ha sido concebida como mero un artículo de consumo, algo de lo que siempre hablamos y que seguramente desarrollaremos con más desarrollo en esta misma saga de "La Imagen del Sonido".
La música (del griego: μουσική [τέχνη] - mousikē [téchnē], "el arte de las musas") es, según la definición tradicional del término, el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios. Desde tiempos inmemorables se ha empleado la música como elemento para evocar sentimientos y provocar emociones en el espectador, buen ejemplo es todo el extenso y vasto campo de la música clásica.
Dentro del mundo del multimedia se trata de un elemento no siempre tratado con la justicia apropiada. No es raro encontrar obras en las que este aspecto se haya descuidado o se limite a ser usado de forma mínima y básica. En nuestro caso, vamos a tratar de ir incluso un paso más allá y retomar no solamente la importancia del sonido dentro de las prácticas estéticas multimedia, sino que intentaremos apuntar de que es un todo indivisible con el resto de los sentidos (aún en espectáculos donde no estén contemplados los demás sentidos).


Los Armónicos, las Notas, los Acordes...

Nuestra capacidad de reconocer la música, o mejor dicho, el tono de un sonido, está muy relacionado con algo llamado "armónicos". Los armónicos son una serie de sonidos con una relación muy particular: sus frecuencias son múltiplo de una misma frecuencia fundamental. En matemáticas, la serie armónica (1, 1/2, 1/3, 1/4...) recibe este nombre porque son las longitudes de una cuerda que producen sus armónicos.

Existen muchos sonidos diferentes, producidos por objetos diferentes. Pero a nosotros nos interesan unos muy determinados: aquellos producidos por objetos unidimensionales y homogéneos. Esta es precisamente la forma que tiene la mayoría de los instrumentos melódicos de una orquesta: los violines, violas, arpas, etcétera, tienen cuerdas. Los instrumentos de viento (flautas, clarinetes, oboes...), por su parte, son esencialmente columnas de aire. Columnas y cuerdas: objetos aproximadamente unidimensionales.
Son precisamente estos objetos los capaces de producir tonos bien definidos o, equivalentemente, sonidos cuyo espectro en frecuencia está compuesto por la serie armónica. Pero antes de entrar de lleno sobre el tema, vamos a explorar un poco el mundo de la música como la conocemos, al menos en Occidente. Nuestra capacidad de reconocer el tono de un sonido está muy relacionado, precisamente, con los armónicos. Pero, además, esta serie tiene grandes implicaciones en el lenguaje musical: desde la formación de escalas a lo que en música occidental se conoce como "consonancia" y que da sentido a un concepto de armonía omnipresente a través de los estilos. Desde el rock al jazz y a Johann Sebastian Bach: la explicación de la música que escuchamos cada día se encuentra, en último término, en la física.

Aquí, un video explicativo sobre algunos conceptos básicos de la música, que aborda en algunos temas que nos servirán posteriormente en nuestro desarrollo conceptual.

Los Armónicos: Un Acceso al Plano Metafísico


El "armónico" es un término que podemos encontrar tanto en el ámbito de la música (de donde procede el término, de hecho), como en el de la física, las matemáticas y la metafísica. Matemáticamente los armónicos se expresan a través de la ecuación de la onda. Una onda está compuesta de dos conceptos bien diferenciados: a) la amplitud de la onda que expresa la máxima altura que es capaz de alcanzar y que se consigue en los puntos máximos y mínimos de la función trigonométrica, y b) la frecuencia que indica la rapidez con la que la onda completa un ciclo. La ecuación de la onda se expresa según funciones seno o coseno, como sigue: y=Asen(wx)
El concepto de "armónico" tal cual lo conocemos se encuentra, en último término, tras las bases de la armonía occidental y de nuestra percepción del tono. En el plano más metafísico, podríamos decir que todo es vibración, incluso la materia (al menos, parte de ella, además de la energía y su frecuencia). Y como todo es vibración, también todo es sonido. Dentro de ese concepto debemos conceder a los armónicos en un lugar especial
En la guitarra, por ejemplo, los sonidos disonantes o armónicos ya vienen normalmente con la fabricación de ésta. Y se ejecutan de una manera singular (tomando nuestra guitarra en posición de tocarla tenemos en cuenta los trastes 12, 9, 7, 5, 4, y 3, ya que normalmente es donde se encuentran los armónicos en todas las guitarras. Para producir un armónico en una guitarra, se posiciona nuestro dedo en cuerda en uno de esos trastes, sin presionarla contra el traste mientras con la otra manotocamos la cuerda. Es decir, que el sonido se produce con la forma suave en la que se acarician las cuerdas.

Este tema de los armónicos toca con otros (como los armónicos en la astrología o la numerología) que por desconocimiento no puedo hablar, pero digamos que es un tema muy amplio y del que ya hemos hablado. Para quien quiera profundizar sobre esto, les recomiendo este video. A la derecha tienen un ejemplo de la "Flor Armónica" de la astrología, pero la misma incluso se aplica al Tarot y a otras ramas de las que me declaro nulo conocedor. Por lo tanto, sigamos nuestro desarrollo en base al tema musical.


Muy por el contrario a lo que sucede con los intrumentos de cuerda o muchos de los instrumentos musicales, con el canto no pasa de la misma forma, a pesar de tener los mismos principios sonoros, la fonética tiene sus propias reglas, y desde la antiguedad se lo consideró el instrumento más sagrado.
El canto es usado más que todo para prácticas médicas poco ortodoxas como la curación por medio dela música cantada, la meditación curativa entre otras. Y lo que hacen es básicamente proyectar por medio de las vocales -con una técnica especifica de la exhalación del aire- es inducir este tipo de sonidos que entonados en una nota natural (sin siquiera cambiar el tono de la voz) juegan con las frecuencias de vibración de la garganta. Sin más, recordemos el cristal que se rompe cuando un tenor canta.
Pero aclaro que no soy especialista en técnicas vocales, lo que sí les puedo decir, es que mientras esto de la curación por el sonido parece un tema de torme y obtusa ignorancia y blasfema paganía, lo ccierto es que científicos japoneses han demostrado que el sonido afectar el funcionamiento de tus genes, ya que ciertos genes "mecanosensibles" se suprimen cuando se los somete a un sonido audible (consulten este link para mayor información).

Más o menos referido a este punto, podemos tomar el caso de la caída del puente colgante de Tacoma: el 7 de Noviembre de 1940, una suave brisa hizo entrar en resonancia al puente colgante de Tacoma Narrows (Estados Unidos). La frecuencia del viento era similar a la frecuencia natural del puente, con lo cual la energía transferida al sistema era la máxima, es decir, el puente entró en resonancia y aparecieron ondas estacionarias a lo largo de su estructura que acabaron por derrumbarlo. Cambiemos frecuencia del viento por frecuencia de sonido, y tendremos algo parecido a lo que estamos exponiendo aquí: el sonido puede ser la puerta hacia planos metafísicos de implicaciones insospechadas.


Demostración de Canto Polifónico Armónico

Una cualidad que permite distinguir dos sonidos, por ejemplo, entre la misma nota (tono o altura) con igual intensidad producida por dos instrumentos musicales distintos, se define como la calidad del sonido, pues cada cuerpo sonoro vibra de una forma distinta. Las diferencias se dan no solamente por la naturaleza del cuerpo sonoro (madera, metal, piel tensada, etc), sino también por la manera de hacerlo sonar (golpear, frotar, rascar). También influye en la variación del timbre la calidad del material que se utilice. Una misma nota suena distinta si la toca una flauta, un violín, una trompeta... cada instrumento tiene un timbre que lo identifica o lo diferenciade los demás. Con la voz sucede lo mismo. El sonido dado por un hombre, una mujer, un niño, tienen distinto timbre. El timbre nos permitirá distinguir si la voz es áspera, dulce, ronca o aterciopelada.
Cerrando esta entrega (humilde en realidad, porque todos estos temas son dignos de amplificar y extender su estudio), les dejo este estupendo y sorprendente vídeo de canto armónico polifónico, obra de Anna-Maria Hefele, en el que exhibe precisamente su capacidad del todo extraordinaria para crear una armonía de dos notas a la vez con una sola respiración. ¡Una fascinante locura!