Actualmente están terminando los Torneos de Categorías del Club Argentino de Ajedrez, en donde tengo a varios alumnos y ex alumnos participando. Este tipo de torneos son los que siempre recomiendo, en especial para los que recién empiezan a jugar a torneos, ya que les da la posibilidad de jugar con personas de niveles similares, y así evitar que se desmoralicen al perder miniaturas contra jugadores más experimentados. Debo decir, no puedo evitar estar contento por las buenas actuaciones de ellos. En el torneo de Primera/Segunda Categoría, uno de mis alumnos quedó segundo, y por lo tanto subió a la primera categoría (era la primera vez que jugaba en segunda, y aún así logró hacer un gran torneo, enfrentándose a jugadores de primera y mucho más experimentados que él). ¡Felicidades Rodrigo! En el mismo torneo, también participaron dos ex alumnos, los cuales hicieron también buenas actuaciones y mantuvieron sus categorías. En el torneo de Tercera Categoría, nuevamente un alumno obtuvo el segundo puesto y así conseguir el ascenso automático a la categoría superior, mientras que el ex alumno que tenía jugando allí hizo una actuación modesta, pero que le permitió mantener su lugar.El caso más interesante, como caso de estudio, fue el de mi actualmente alumno más antiguo (en cuanto a antigüedad en las clases) que participaba en el Torneo de Cuarta Categoría. Ya hace casi dos años que vengo trabajando con él. Al empezar las clases, él quería aprender aperturas. Lamentablemente, esto no era nada sencillo, en especial debido a que no era lo que más necesitaba. Se notaba claramente, ya en las charlas previas a las clases, un grave problema de cálculo de variantes, en la resolución de combinaciones básicas y en algunos conceptos posicionales sencillos (aunque desde el primer momento se notó que “el juego posicional” era su fuerte). Por lo tanto, decidí crearle un repertorio de aperturas, para satisfacer sus requerimientos, pero con algo de trampa. Durante todo este tiempo, no hemos visto fragmentos de partidas o muchas partidas modelo sobre las aperturas que estudiamos, sino que vimos partidas instructivas sobre temas diversos (escogidos de manera selectiva y ordenada) en las aperturas que nos atrevimos a estudiar. Dicho de otra manera, yo le expliqué conceptos que él necesitaba para progresar, camuflados todos en partidas con la misma apertura, para que él pensara que estábamos estudiando, en realidad, dicha variante.Luego de mucho esfuerzo, al final logré convencerlo de que participe en torneos (su última actuación había sido ¡en el 2005!) Así, a fines del año pasado participó en un torneo abierto, y ahora está participado en el mencionado torneo del Argentino. ¿Qué conclusiones puedo sacar? Primero, que el tiempo me dio la razón. Los conocimientos adquiridos durante las clases lo hicieron progresar y su progreso se notó en una excelente actuación, sólo perdiendo una partida contra el vencedor del torneo y ganando el resto, lo que lo deja prácticamente con un pie en la Tercera Categoría (aunque todavía el torneo no terminó, y matemáticamente no todo está dicho todavía). Además, con los simples conocimientos de apertura que aprendió en las clases le fue más que suficiente, ningún rival siguió la teoría más a allá de la jugada 5, y las partidas siempre tomaron rumbos insospechados.Segundo, y más importante, estos torneos me dieron información muy importante para seguir progresando. En nuestras clases siempre se le dedicó, por lo menos, media hora a la resolución de posiciones tácticas (ya que ahí habíamos visto un grave problema), y ahora difícilmente no pueda resolver un problema, y si no encuentra la solución por lo menos tiene una clara idea de lo que hay que hacer, o de que tema táctico utilizar. Por lo tanto, el progreso en ese sentido fue inmejorable. Pero al ver sus partidas en situación de torneo, me he percatado de que muchas combinaciones (propias y ajenas) se le escaparon, algunas demasiado simples para lo que demuestra en clases. Después de algunas preguntas y un poco de meditación, llegué a la conclusión de que lo que falla no es que calcule mal, sino que no se da cuenta que ha llegado el momento de calcular. No pone su cerebro en funcionamiento para empezar a ver combinaciones. Le falta que alguien le diga, durante la partida, “Juega el Blanco y Gana”, como pasa en los problemas. Sin esa parte vital, simplemente no revisa si hay combinaciones, y así se pierde momentos importantes de la partida. Así que hacía allí se dirigirán nuestras próximas clases.¿A que apunta esto? Primero, y como ya recalqué varias veces, las aperturas no son esenciales, y mucho menos para el principiante o el jugador con, digamos, menos de 2000 de Elo. Segundo, que es parte vital de todo estudio/entrenamiento la parte práctica, sin la cual no podemos medir nuestros progresos. Uno puede en las clases tratar de imitar una situación de torneo, pero nunca será exactamente lo mismo. La tensión es muy distinta. Y así, hasta que mi alumno no jugó un torneo (y para eso hubo que insistirle mucho) no me fue posible detectar algunos errores en su pensamiento, ya que eran errores puramente prácticos.