Pero no hablo de un restaurante de postín, dónde puede haber factores además de la calidad de la comida o la fama del cocinero (si eres cool, lo llamaremos chef) que hagan que un restaurante tenga éxito y se ponga de moda. Hablo de cualquier restaurante "de batalla". Restaurantes a los que a la hora de comer vas a tomar uno de esos "Menús del día" tratando de aprovechar al máximo la relación calidad.-precio.
En cierto modo me acaba de pasar. El restaurante al que vamos a comer a diario fue elegido despùés de un extenso proceso de selección entre los restaurantes de la zona. Y elegimos ir a ese restaurante básicamente porque ofrecía 4 primeros y 4 segundos, con una cocina más que decente... alejada del "sota, caballo y rey" de muchos de esos restaurantes de menús.
Mucha variedad de platos, bastante originales y de calidad... a pesar de que pudiera estar algo por encima en precio con respecto a sus competidores de la zona (tened en cuenta que para comer a diario a nosotros -que comemos en 45 minutos- nos afecta el factor distancia a la oficina). De hecho, siempre hemos comentado en plan de broma que si algún día montábamos un restaurante le haríamos una "OPA hostil" a la cocinera.
Y de pronto pasó. Eran las fechas de Navidad y no le di importancia al hecho de que hubieran solo 2 primeros y 2 segundos. Supuse que por el incremento de clientes de Navidad, podían haber decidido sacar un menú más sencillo que pudiera hacer más ligero el momento de servicio de las mesas.
Pero no. He vuelto otras 3 o 4 veces después de entonces y la cosa sigue igual. La mitad de oferta y con algo menos de calidad. Y una cosa evidente. El servicio de pronto habia empeorado. Algo que a priori no piensas que depende de la cocina... pues sí que depende. Porque si el/la cociner@ no es capaz de sacar los platos a la velocidad requerida, todo se relentiza y al final los camareros son quienes han de soportar la ira de los clientes que -como es nuestro caso- nos planteamos seriamente dejar de ir.
Una demostración palpable de que has de proteger tu ventaja competitiva... si es que la conoces.
(y como homenaje, este mítico monólogo y canción del canto-humor Riki López)