La importancia de las caricias para el bebé

Por Pequelia @pequelia

Como todos bien sabemos, cuando un bebé llega al mundo se siente como mínimo, completamente desvalido, indefenso y temeroso de ese gran mundo que se despliega ante sus ojos y su cuerpo, la seguridad y contención del vientre que tan felíz lo hizo durante 9 meses se ve reemplazada por todo el exterior, lleno de maravillas, pero lleno de inseguridad para el pequeño.

El bebé entonces depende completamente de los cuidados de sus padres para poder sobrevivir y sobrellevar de la mejor forma éste dificil proceso de adaptación, los necesita para todo, para que lo alimenten, lo cambien cuando está sucio, lo abriguen, lo recuesten cuando esté cansado y lo cuiden cuando esté enfermo, depende completamente de ellos.

Claro que, no son éstas unicamente las necesidades del niño que llega al mundo, lo cierto es que hay que tener en cuenta además la importancia de las caricias para el bebé, una cuota de amor y ternura se suma a las necesidades prioritarias de un pequeño y deben ser aplicadas con dedicación la mayor parte del tiempo posible, nunca es demasiado mimo para un bebé.

La importancia de las caricias para el bebé parten de que el contacto físico es primordial para el desarrollo sensitivo y emotivo del niño, hablarle, acariciarlo, darle un masaje luego de bañarlo, darle besos y hacerle cosquillas son parte de todas esas demostraciones que lo harán sentirse único, amado, cuidado, importante, aumentando su autoestima y la confianza en su entorno, haciéndolo sentirse seguro.

Numerosos estudios hablan de la importancia de las caricias para el bebé, revelándo la influencia de la falta de cariño en algunos pequeños abandonados que carecían de éstas atenciones y con el tiempo iban manifestando retrasos psicomotores importantes, además de problemas afectivos y emotivos, a diferencia de los niños que son receptores de amor, que crecen y engordan más, aumentando en tanto sus defensas.

La importancia de las caricias para el bebé se incrementa sobre todo durante los primeros meses de su vida, para que el pequeño perciba que se trata de un mundo que puede ser agradable, acogedor y que no debe temer de nada mientras esté al cuidado de sus padres, especialmente de mamá con quien experimentará un lazo único de confianza.