La importancia de llamarse

Por Mamareciente
La Chiquinina ya tiene nombre. ¡Por fin!Nos ha costado bastante decidirlo y ya tenía ganas de pensar en ella con su nombre.
Con el Chiquinini fue diferente, supimos bastante pronto que era un niño y además por la razón que fuese nos resultó fácil encotrar EL nombre.
En esta ocasión había dos inconvenientes. Por un lado no teníamos ni mi marido ni yo algún nombre que claramente nos gustase más que otros. Y cuando se vislumbraba alguno no estábamos de acuerdo…Por supuesto no teníamos nada en plan "si un día tengo una niña se llamará así".
Así que a estas alturas, con mi barriga más que evidente y sabiendo hace tiempo que el bebé es una niña, la pregunta era inevitable y las abuelas especialmente estaban ya impacientes. ¿Cómo la vais a llamar? ¿Ya tenéis nombre?
Y a fuerza de decir tantas veces que no, ya me empezaba a sentir incómoda, como teniendo que justificarme. “ No, no es que nos hagamos los interesantes. Es que sencillamente no nos decidimos”.
Finalmente recuperamos uno de los nombres que habían surgido en la primera “hornada" y que, quizá sin meditarlo demasiado, habíamos descartado. Lo retomamos, lo dejamos reposar un poquito…y por fin lo vimos claro. Ese era EL nombre.
Cada vez me gusta más. Cada vez veo más claro que es el nombre de mi hija. Qué curioso es esto de los nombres, la verdad. Y me encanta cómo lo dice mi Chiquinini.