Cada vez son más los padres que se cuestionan hasta qué punto está permitido, o es sano dejar a sus hijos fantasear. Con la llegada de la Navidad, las dudas se acrecientan. Debo o no debo decirle a mi hijo que Papá Noel no existe?
Muchos más aplicados se concentran leyendo infinidad de textos de psicología infantil, para ver que es correcto y que no.
En mi niñez, siempre se me facilitó ampliar mi imaginación, más allá de lo que podían ver mis ojos, el encargado de ello fue mi padre y por supuesto la Navidad era lo más fantástico de cada año.
Mi padre en víspera de Navidad me recordaba que debía dejar algún dulce y un refresco a Papá Noel porque su viaje era tan largo y cansador, que cuando pasara por nuestra casa tendría sed y hambre. Por años lo estuve haciendo, hasta que vi a mi padre poniendo los regalos en el árbol.
Ese día me puse triste, pero mi padre se sentó junto a mi y me dijo que la magia estaba dentro de nosotros y que con solo creer en algo con toda las fuerzas del alma, ese algo se haría real.
En ese momento no me daba cuenta de la importancia de lo que mi padre me estaba traspasando, ahora sí, era una gran inyección de metafísica, la que me acompañaría y ayudaría el resto de mi vida.
Al convertirme en madre, me esmere en enseñarle a mis hijos algo más allá de lo que se acostumbra, enseñarles que lo mágico está en el poder que todos tenemos para hacer realidad nuestros sueños y para ello solo hace falta creerlo como si fuese real.
Los momentos compartidos con mis hijos en su niñez, estaban llenos de magia, buscando tesoros, huesos de dinosaurios, hadas y más, pero especialmente la Navidad era la reina, hasta hoy. Cuando llegó el día que un niño intentó matarles la fantasía de Papá Noel, conversamos el tema y les dije lo mismo que mi padre me había dicho y ellos al igual que yo, hasta hoy somos capaces de seguir disfrutando de la magia y la fantasía.
Muchos padres y psicólogos piensan que dejar a los niños creer en Papá Noel o en otras fantasías está mal, porque cuando se enteran de la verdad los considerarán mentirosos, pero entonces no es acaso ser mentirosos cuando les hablamos de Dios?, ninguno de nosotros lo hemos visto tampoco, pero creemos firmemente en su existencia.
Alguien podría también decir que es una fantasía, pero a pesar de ello seguimos creyendo y porque?
Porque nos contiene, especialmente en momentos difíciles, verdad?
Así también la magia es una especie de coraza y contención para aquellos momentos difíciles que debemos atravesar en nuestra infancia y adultez.
Un niño que cree en fantasía, es un adulto resiliente, creativo y feliz, en cambio un niño que vive en la sola realidad de lo cotidiano es un adulto vulnerable y propenso a la depresión.